“Yomaira, ¿eres tú?”, escuchó esta joven estudiante de enfermería, de 21 años, al otro lado de la línea. Ella, que días antes se había inscrito para formar parte del programa “Soy Voluntario”, no daba crédito a lo que oía. Era Juan Guaidó, quien se proclamó presidente encargado de Venezuela el pasado 23 de enero, quien la llamaba. Y no solo a ella, Guaidó telefoneó a miles de los 600.000 voluntarios que buscan ingresar la ayuda represada en Cúcuta a Venezuela, el próximo sábado.

Guaidó les dijo que su apoyo era fundamental para conseguir el objetivo, les agradeció unirse al plan de ayuda y para ello les pidió estar alertas a los correos electrónicos y los teléfonos, medios a través de los cuales les daría instrucciones sobre lo que deben hacer. “Vamos a ir anunciando cosas específicas, poco a poco. Jugada ganada no se canta”, les explicó.

Así fue. Este lunes muchos recibieron mensajes en los que se les pedía trabajar en varios estados del país en reuniones de preparación para la llegada de la ayuda extranjera. Incluso se armaron “campamentos humanitarios”, toldas instaladas en distintos puntos del país con médicos, pediatras, nutricionistas, odontólogos, enfermeros y vecinos.

Estos campamentos, en los que ya han sido censadas miles de personas, son parte de la “punta de lanza” de la estrategia para atender a los más necesitados, según dijo el diputado opositor Winston Flores al sitio web VPI.

“Es un trabajo esencial para que tengamos esa punta de lanza de lo que será la avalancha humanitaria el 23 de febrero, cuando será la entrada de esa ayuda humanitaria, en masa, que tanto necesitan los venezolanos”, señaló Flores desde uno de estos campamentos, en el deprimido barrio caraqueño de Macarao.

También dijo que se pudieron repartir “algunas medicinas” para padecimientos como hipertensión o diabetes, siempre que los pacientes contaran con la respectiva receta médica.

Los primeros datos recogidos en este campamento de Caracas arrojaron que las enfermedades de la piel, diabetes, hipertensión, párkinson, osteoporosis y desnutrición —esta última en niños— son los males que más aquejan a los desposeídos en la capital venezolana.

“La idea es estar preparados para recibir los medicamentos y empezar a distribuirlos a gente que está en condición de alta vulnerabilidad y también a hospitales y enfermos”, explicó Mabel, estudiante de diseño de 23 años.

El sábado, mientras tres aviones militares de Estados Unidos llegaban a Cúcuta para almacenar toneladas de alimentos, suplementos y medicinas, Guaidó juramentaba a la red de voluntarios. “La idea es sumar gente para que seamos más de un millón”, explica Mabel, quien se quedó por fuera del parqueadero en donde fueron citados los voluntarios. “Las filas eran de varias cuadras; calculo que 2.000 nos quedamos por fuera, pero recibimos igual las instrucciones”, agrega la joven. Al llamado de Guaidó no solo han respondido jóvenes, sino también amas de casas, enfermos que no han recibido medicinas hace meses, desempleados y hasta exchavistas, que también decidieron que era hora de “hacer algo” para cambiar las cosas.

Otro centro de almacenamiento en Brasil se abrirá el lunes en el estado fronterizo de Roraima, donde se juntará solamente ayuda brasileña; y este martes llegará un avión desde Miami a Curazao con más asistencia estadounidense, según miembros del equipo de Guaidó.

Cálculos de los voluntarios señalan que el primer cargamento de ayuda que entrará a Venezuela cubrirá las necesidades de 300.000 personas. Sin embargo, Guaidó advierte que la ayuda inicial “no es suficiente” para resolver la crisis del sistema de salud, marcada por un 85 % de escasez de medicamentos y falta de un 90 % de insumos hospitalarios, según gremios.

El presidente, Nicolás Maduro, dijo que las donaciones de Estados Unidos eran “un regalo podrido” lleno de “veneno y humillación”. Ayer la estatal de comunicaciones CANTV bloqueó la web de los voluntarios. El presidente le pidió al alto mando militar un “plan especial de despliegue” en las fronteras, mientras que Guaidó lanza otro desafío: “El 23 la ayuda entra así sea por tierra o por mar”. Se eleva la tensión.