¿La frivolización de sucesos terribles? Para muchos ucranianos, sí. Para otros, una manera de renacer de las cenizas. Desde hace algunos años, la ciudad de Pripiat, a 2 kilómetros de la central nuclear de Chernóbil, que después del accidente nuclear se convirtió en una ciudad fantasma, es destino de miles de turistas.  Desde hace unos años, agencias de turismo ofrecen el tour al reactor número 4 y a las zonas afectadas por la radiación.  El 26 de abril de 1986 una explosión sacudió el reactor número 4 de una de las centrales nucleares más grandes del mundo y que estaba dedicada a un programa militar estratégico para el ejército soviético. En ese bloque fue donde se desató la tragedia por una sobrecarga de energía inesperada. Los trabajadores intentaron un apagón de emergencia, pero esto falló, y el contenedor del reactor se rompió.  Esta estructura de 2.000 toneladas fue arrancado por la explosión, que la lanzó a través del techo.
Esta historia y lo que es hoy ese reactor parece despertar la curiosidad de cientos de turistas que cada año llegan a Kiev para visitar Chernóbil. La excursión parte de Kiev, capital del país y cuesta en promedio $200 dólares por persona. El recorrido incluye una visita al sarcófago que recubría el reactor y a una ciudad que treinta años después de la evacuación de sus 50.000 habitantes, tiene cientos de bloques de viviendas vacíos y sus escuelas, tiendas y cafés abandonados. El parque de atracciones, que debía ser inaugurado, días después del accidente, es el símbolo principal del abandono y uno de los sitios incluidos en el tour. El estadio de fútbol y un puesto de control militar cubiertos por la vegetación y óxido, y los escombros son quizás los lugares más fotografiados.
De acuerdo con expertos, en la zona ya no hay peligro de radiación. De hecho ningún turista se ha reportado enfermo tras visitar la zona de la tragedia. Sin embargo, quien se anima a visitar al Zona de Exclusión de Chernóbil, solo puede permanecer 10 minutos. “No puede permanecer más en un lugar en donde hace 30 años estallaron 500 Hiroshimas”, explican científicos críticos de estas visitas guiadas.
No es el único lugar que atrae a los turistas. Xinjiang, Uygur en China es otro de esos sitios misteriosos que convoca a los apasionados por la historia y la radioactividad. En esta región autónoma de China se llevaron a cabo decenas de ensayos nucleares durante 30 años. El primero de ellos fue la prueba de una bomba nuclear, el 16 de octubre, de 1964. Luego se harían otras 40 pruebas de bombas atómicas, hasta 1996 cuando Beijing detuvo las pruebas. ¿Qué puede ver el turista? El lugar de las pruebas, el sitio usado por los científicos que trabajaron en las bombas, además de realizar un recorrido por un refugio de 200 metros en donde hay laboratorios y dormitorios que acogían a los científicos chinos.  Una experiencia que cuesta entre $300 y $400 dólares.
Nevada, Estados Unidos, no se escapa de la curiosidad turística. Desde 1951 acá se han desarrollado 928 ensayos nucleares, de los cuales 828 se hicieron bajo tierra. Los ensayos se hicieron hasta 1992, pero el lugar atrae a miles de personas cada año. De hecho, dice la prensa, hay una lista de espera larga cada año. La llanura de Yucca, por ejemplo, que es una porción del desierto en donde se realizaron las pruebas, es hoy una zona de cráteres, en donde no crece vegetación porque la radiación no lo permite. De acuerdo con científicos, es una de las zonas más irradiadas del planeta. Desde 1997 empezó un plan de recuperación ambiental en los puntos más contaminados. 
La central japonesa de Fukushima Daiichi, escenario del desastre nuclear de 2011, también entró en la ruta turística. A orillas del mar y rodeada de pinos, en la central trabajan miles de personas para desmantelar la planta, una tarea que podría durar hasta 30 años. La organización AFW (Appreciate Fukushima Workers) creó una ruta turística desde 2015.  Inicialmente el programa se pensó para los locales, japoneses que querían participar en las visitas guiadas y entender qué pasó. “No ha participado ningún extranjero hasta ahora”, dice Akihiro Yoshikawa, extrabajador de la planta.
Fukushima fue sacudida por un terremoto de nueve grados en la escala de Richter, un tsunami y un accidente nuclear. El tour que primero se hace en un bus lleva al turista a un lugar desde donde se observan los tanques de agua contaminada, la depuradora, reactores, el puerto y el centro de control de la central. También visitan localidades cercanas que fueron evacuadas como Namie, muy cerca a la planta nuclear y que por orden del gobierno fueron evacuadas. En Naraha, otra ciudad fantasma, ya hay restaurantes para atender al turista.
Pero los símbolos de turismo nuclear son Hiroshima y Nagasaki, que décadas después de que las fuerzas armadas estadounidenses arrojaran una bomba atómica, el sitio devastado sigue siendo uno de los lugares más populares del mundo.  Las visitas de extranjeros al Museo Conmemorativo de la Paz en Hiroshima ha alcanzado cifras récord de visitas. En apenas un año casi 300.000 personas hacen turismo. ¿Qué ver? De acuerdo con los extranjeros que han visitado estas dos ciudades japonesas, los restos quemados que se conservaron, las sombras humanas que quedaron visibles luego de la explosión son testimonios vivos de la desgracia que deja una guerra. “Puede ser visto como algo triste y sombrío, pero es un ejemplo de lo que no puede suceder de nuevo, lo veo como algo más educativo”, dice Samy Seronal, turista que también ha visitado otros sitios históricos como antiguos campos de concentración nazis.