Nicolás Maduro abrió una nueva grieta entre sus adversarios al anunciar este lunes un acuerdo con un sector de la oposición venezolana ajena a la que lidera el presidente de la Asamblea Nacional, Juan Guaidó, justo cuando este dio por terminado el diálogo con el oficialismo con la mediación de Noruega.

El pacto, firmado sorpresivamente ante miembros del cuerpo diplomático, prevé el retorno inmediato del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) al Parlamento -único poder controlado por la oposición-, del cual se retiró en 2016, y establece una “mesa de diálogo” con cuatro movimientos de presencia minoritaria en la Asamblea Nacional. Entre los partidos que firmaron el documento se encuentran los del excandidato presidencial Henry Falcón y los dirigentes Timoteo Zambrano y Claudio Fermín, a quienes opositores vinculan frecuentemente con el chavismo.

“En aras de profundizar y extender el diálogo político (…), se incorporarán a la Asamblea Nacional la fracción del PSUV y las fracciones aliadas”, señala el documento leído por el ministro de Comunicación, Jorge Rodríguez.

Tras 17 años de hegemonía chavista, la pérdida del Parlamento en 2015 marcó el inicio de la actual crisis, que se combina con la mayor debacle económica en la historia reciente de la otrora potencia petrolera. Ni bien se instaló en enero de 2016, el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ), de línea oficialista, declaró a la cámara en desacato y considera nulas todas sus decisiones.

En la práctica, fue sustituida por la oficialista Asamblea Constituyente, elegida en 2017 y tildada de ilegal por la oposición.  A inicios de este año, en el pico de la crisis, la mayoría parlamentaria declaró a Maduro en “usurpación” del poder, al considerar fraudulenta su reelección, tras lo cual Guaidó se juramentó como presidente interino.

La oposición y el gobierno desarrollaban desde mayo en Barbados y con mediación de Noruega conversaciones en las que Guaidó exigía la celebración de nuevas elecciones presidenciales, pero esas negociaciones se hallaban congeladas por decisión de Maduro desde el 7 de agosto en rechazo a duras sanciones económicas de Estados Unidos, principal apoyo internacional de Guaidó.

El opositor sostiene sin embargo que el gobierno socialista, que encara un abrumador rechazo popular según encuestas, abandonó la mesa por su negativa a nuevos comicios.

Este lunes, Guaidó reveló su propuesta en Barbados: la «salida de Maduro», su «separación de la presidencia encargada» y la conformación de un «consejo de gobierno» que diera entrada a ayuda humanitaria y convocara a elecciones.

“Nos corresponde aumentar la presión (…) para lograr una solución definitiva a la crisis”, tuiteó el opositor tras la suscripción del pacto, que plantea abordar la elección de un nuevo Consejo Nacional Electoral (CNE), la posible excarcelación de opositores y buscar un canje de crudo por alimentos y medicinas.

Guaidó, por lejos el líder más popular de la oposición, ha perdido sin embargo fuerza en los últimos meses e incluso enfrenta la presión de partidarios que le reprochan haberle dado «oxígeno» a Maduro en Barbados.

“Se busca desplazar a la figura de Guaidó, muy atacada ya por otro sector de la oposición más radical. Hoy se ha formalizado la existencia de una tercera oposición a la medida del gobierno”, comentó a la AFP Andrés Cañizalez, experto en comunicación política.

A su juicio, este movimiento de Maduro -apoyado por los militares, Rusia y China- dilata la solución de la crisis y le da “garantías de permanecer en el poder, con la idea de que una oposición que lo reconoce le otorga cierto nivel de legitimidad”.