Como pasó con Frida Sofía, con la historia de Martín Méndez se empezó a contar una novela que resultó ser falsa. Sin embargo, esta tuvo su dosis de verdad.

Algunos medios mexicanos reseñaron la noticia de un hombre que después de permanecer más de 17 horas bajo los escombros, se tomó una selfie que envió a sus familiares; gracias a ella, según ese cuentazo producto de la posverdad, fue encontrado por los organismos de socorro que salvaron su vida. La selfie de Martín Méndez, un cerrajero de 54 años de edad, se viralizó en cuestión de minutos.

La historia tiene sus dosis de verdad porque Martín si existe, la selfie también; pero no fue gracias a esa auto foto que fue rescatado. «Mienten, la selfie no salvó mi vida. Ni siquiera tenía señal de celular».

En diálogo con la web del diario Milenio de México, Méndez contó la historia de la foto.  Según dijo, cuando se la tomó, él y dos mujeres que lo acompañaban en el momento del sismo de 7.1 grados, ya habían sido ubicado por los rescatistas.

«Localizados ya estábamos, no sé cuánto había pasado. Desconocía las horas, pero fácil 12 o 13, aquí de vacaciones encerrado, pues me saqué mi selfie», bromeó.

«La fotografía salió de mi teléfono cuando me sacaron del edificio. Yo siempre estuve esperanzado en que Dios no iba a sacar adelante. Si ya estamos en medio de tantos cadáveres y somos los únicos vivos, es por algo». Las mujeres que estaban con él, fallecieron. Sus cuerpos cayeron sobre una de sus piernas y la fracturaron. Eso dificultó el rescate.

Su historia es impactante. Bajo toneladas de hierro retorcido y cemento pulverizado, Martín no pensó en algo diferente que en seguir con vida para poder seguir trabajando para sacar a sus hijos adelante.

«Fue mucho tiempo de sufrimiento que no sé cómo Dios nos dio la fuerza para resistir. La comida, agua, eso el cuerpo no lo pide».

Méndez contó que ante el riesgo de un nuevo derrumbe, los organismos de socorro estuvieron a punto de retirarse. José, un rescatista se negó a dejar el trabajo a medias.

«Una persona le dijo a José que ya no sea arriesgara con nosotros. ‘Es una orden porque puede colapsar y mejor vámonos’, él le dijo que no nos iba a dejar y se quedó trabajando».

Martín Méndez llegó a ese edificio de la Avenida Álvaro Obregón la mañana del martes 19 de septiembre. Reparaba un archivero de una oficina cuando el temblor sacudió la tierra.

Pese a que Martín agradece a José haberle salvado la vida y llora mientras cuenta su historia, lamenta estar con una pierna fracturada. Desea recuperarse pronto para seguir trabajando por sus hijos.

El terremoto del 7 de septiembre dejó 98 muertos en Oaxaca, Chiapas y Tabasco, mientras el del pasado 19 de septiembre, de magnitud 7,1, deja hasta ahora 338 víctimas fatales, 199 de ellas en Ciudad de México, 74 en Morelos, 45 en Puebla, 13 en el Estado de México, 6 en Guerrero y 1 en Oaxaca.