La Superintendencia Nacional de Educación Superior Universitaria de Perú (Sunedu) le negó este año la licencia de funcionamiento a 50 de las 145 universidades y escuelas de posgrado que operaban en el país porque no contaban con las condiciones básicas de calidad.

“Los intereses particulares existentes no coincidieron con el interés general de ofrecer a todos una educación superior y tecnológica de calidad”, señaló el presidente de Perú, Francisco Sagasti.

Esta decisión hace parte de la reforma universitaria que comenzó a finales de 2015, y con la que se espera mejorar la educación en el país. Pero, ¿cómo fue que un tercio de centros educativos tuvo un desempeño de calidad tan pobre?

En 1996, Perú promulgó una ley que promocionaba la inversión en educación con o sin fines de lucro, lo que permitió la creación de decenas de universidades de bajo costo en Lima y otras ciudades. Sin embargo, no todas tenían como objetivo primordial la calidad. De las 100 universidades que se crearon desde la reforma, la mitad ha tenido que cerrar.

“Muchas personas vieron esto como una oportunidad de inversión, de lucrar y aprovechar los beneficios tributarios de la ley, más que de incrementar genuinamente la oferta de educación superior”, le dijo Pablo Lavado, profesor de Economía de la Universidad del Pacífico a la BBC. “Hemos visto casos de cómo una mal entendida libertad de empresa ha desviado el propósito de las instituciones de educación superior y ha creado situaciones que perjudican no solo a los estudiantes, sino a todos en el país”, lamentó el presidente Sagasti.