Cuando el tenis se juega en tierra batida no hay mejor jugador que Rafael Nadal. El español lo ha demostrado una y cien veces en París, Roma y Montecarlo. En estas tres ciudades, donde se disputan torneos en polvo de ladrillo, el balear se vuelve impasable, imbatible. Son pocos los que pueden detenerlo. Y este viernes lo demostró en el Roland Garros. Venció a Dominic Thiem. Lo trató sin compasión. Ganó con parciales de 6-3, 6-4 y 6-0 para clasificar por décima vez a la final en este torneo, donde enfrentará a Wawrinka.

Dominic Thiem no tuvo oportunidad alguna con Nadal. El austriaco había sido el único tenista que lo había podido derrotar esta temporada sobre tierra batida (cuartos de final de Roma) y que había impresionado en los cuartos derrotando en tres sets al vigente campeón, Novak Djokovic, al que endosó además un 6-0 para concluir. Pero no pudo repetir. Fue aplastado y entregado frente a un jugador que lo superó en todas las líneas.

Los números de Nadal son impresionantes: ha perdido únicamente 29 juegos en los seis partidos que ha necesitado para llegar a la final, su mejor registro en París. «Es un sentimiento increíble volver a la final aquí, al torneo más importante de mi carrera», afirmó Nadal nada más terminar el partido. Por el título enfrentará a Wawrinka (número 3 mundial), quien será un hueso duro de roer. «Juega un tenis increíble, va a ser una final muy difícil». En los duelos anteriores entre ambos, Nadal domina claramente su historial contra Wawrinka, con 15 victorias a 3.

En el partido de este viernes, que duró 2 horas y 7 minutos, Thiem empezó sorprendiendo con el quiebre contra el servicio de Nadal, que le respondió de la misma manera en el siguiente juego. Desde entonces el español dominó a placer. Qubró en una nueva oportunidad para aumentar su ventaja 3-1 y desde entonces logró mantener su saque y para ganar el set 6-3.

En el segundo, Nadal volvió a adelantarse en el principio, rompiendo el saque de Thiem para ponerse 3-1, y de nuevo gestionó esa ventaja manteniéndose sólido con su servicio (6-4 finalmente). Mientras que en el tercer set fue todavía más sencillo para Nadal, que se paseó tranquilamente hasta la final consiguiendo además un 6-0.

Thiem tendrá que esperar para convertirse en el segundo tenista austríaco en llegar a una final del Grand Slam, algo que sólo consiguió Thomas Muster en 1995, en la edición que ganó en Roland Garros.