Tras el habitual baile de traspasos, la temporada ciclista de 2017 del WorldTour (1ª categoría) comienza el martes en Australia con el Tour Down Under, dando el pistoletazo de salida a un año en el que el británico Chris Froome y el colombiano Nairo Quintana serán los rivales a batir.

Como campeones del último Tour de Francia y Vuelta a España, ambos llegan al nuevo curso con ganas de estar de nuevo en lo más alto, especialmente en la ‘Grande Boucle’ de julio, el plato fuerte de cada año, aunque hasta entonces quedan muchos kilómetros y muchas pedaladas.

El pelotón será este año diferente al de 2016, lo que abre una cierta incertidumbre.

Dos equipos, el alemán Bora y el Baréin, que reemplazan en la primera división (18 formaciones) al ruso Tinkoff y al suizo IAM, que han cesado su actividad.

El Bora fichó como estrella al eslovaco Peter Sagan, vigente campeón mundial. El Baréin, por su parte, se ha diseñado alrededor del italiano Vincenzo Nibali, uno de los numerosos jefes de filas que han cambiado de maillot, como ocurre también con Alberto Contador, que tras una etapa complicada en el Tinkoff es la nueva figura del Trek-Segafredo.

El baile del mercado se ha realizado este año con los ecos del pulso que se libra en los despachos del ciclismo, entre los principales organizadores y los equipos más potentes. Los primeros, al menos los más importantes (ASO, RCS, Flanders Classic) quieren reducir el número de corredores por equipo en la salida de sus carreras, mientras que las formaciones se niegan a ello.

La autoridad reglamentaria, la Unión Ciclista Internacional (UCI), ha optado hasta ahora por evitar cambios al respecto, al menos en lo que se refiere para 2017. Su presidente, el británico Brian Cookson, ha sido objeto de críticas, pero será candidato a su reelección en septiembre, para un segundo mandato de cuatro años.

El dopaje mecánico, por fin combatido de manera seria el pasado año, sigue siendo una amenaza y las futuras revelaciones que se anuncian sobre prácticas del pasado, durante la ‘era Lance Armstrong’ en el Tour de Francia (1999-2005), podrían provocar nuevos terremotos en el deporte de la bicicleta.

Italia: una desaparición y un aniversario

Por ahora, la sombra de la sospecha está sobre el equipo Sky.

La formación británica, que acostumbra a ser muy fuerte en el Tour de Francia, se ve salpicada por episodios que se remontan a 2011-2012. Su líder de entonces, el británico Bradley Wiggins, se benefició de prescipciones médicas (AUT) para tratamientos con productos incluidos en la lista prohibida y sigue habiendo dudas sobre un misterioso paquete que le fue enviado en junio de 2011.

Chris Froome, el actual jefe de filas del Sky, ha tomado distancias con este tema. «No puedo responder en el lugar de las personas afectadas», insiste el ciclista británico, subrayando que no tiene «nada que ver» con este asunto.

Froome prefiere hablar de la temporada que está a punto de empezar, donde intentará ganar una cuarta vez el Tour de Francia. Su inicio de curso será el 29 de enero en Australia, con motivo de la Cadel Evans Great Ocean Race, una de las nuevas citas del calendario WorldTour, que este año se elevó a 37 carreras, pese a la desaparición de la Vuelta a Catar.

Esa caída del programa anual de la cita catarí sorprendió al ir en contra del movimiento general de los países del Golfo Pérsico de invertir en el ciclismo. Además de Baréin, otro equipo lleva ahora el nombre de un país de la zona, el hasta ahora Lampre, cuyo patrocinador histórico se retiró y dejó paso a Emiratos Árabes Unidos.

Con la retirada de Lampre, Italia ve desaparecer el último equipo en el pelotón de élite. Todo un símbolo, ya que es uno de los grandes países históricos del ciclismo y justo en este 2017 se llevará a la 100ª edición del Giro.

Quintana (Movistar), por su parte, tiene previsto iniciar su cuenta atrás hacia el Tour a finales de enero en el Challenge de Mallorca.