Neymar siempre ha tenido una complicidad con el balón. Desde niño fue acumulando pelotas en la habitación que compartía con sus padres en Mogi das Cruzes, estado de Sao Paulo. Dormía abrazado a un balón. Era como un amigo imaginario para él, siempre a su lado, acompañándolo en todo momento. Rápidamente Neymar se adaptó y supo cómo manejarlo.
El fútbol sala fue el primer paso en su camino. En el equipo Tumiaru demostró sus habilidades con un balón. Era un joven pequeño y flaco, todas las camisetas parecían quedarle dos tallas grandes, sin embargo, no era fácil enfrentarse a él, su agilidad mental y la coordinación que tenía con sus piernas hacían que tuviera un dominio vistoso. Esto hizo que Betinho, su entrenador, se lo llevara a ‘Zito’, quien ayudó para que Santos lo firmara en 2003, cuando tenía 11 años.
“Neymar estaba viciado por el balón, pocas veces vi a un chico con tantas ganas de jugar como él”, explica Darlan Sant’Ana, su técnico en el Colegio Lupe Picasso. Siempre que había la posibilidad de jugar una pachanga, un torneo de barrio, escolar, regional... allí estaba Neymar, compaginando partidos con equipos diferentes. Su calidad, por encima de la media, hizo que fuera el mejor en todos los equipos por donde pasó, situación que vivía con absoluta normalidad. Se cansó de ganar torneos locales y regionales. Poco le importaba jugar contra futbolistas uno, dos o tres años mayores que él, que apelasen, a menudo, a la deslealtad y la violencia para pararlo. No se inmutaba. Él iba a lo suyo. “Cuando entraba en la pista se transformaba, no le afectaba nada”, recuerda Alcides Magri, su entrenador en el Gremetal.
“Quiero llegar a ser un grande del fútbol, como Pelé y Robinho. Ese es mi deseo”. Desde pequeño sabía lo que quería, nada más lo trasnochaba sino jugar en el club de sus ídolos. Su ascenso por las divisiones inferiores del equipo fue rápido, y su calidad con el balón comenzó a llamar la atención. En 2006, por iniciativa del representante Vagner Riveiro, el Real Madrid invitó a Neymar a pasar unos días en la capital española entrenando en sus categorías inferiores.
Fueron 19 días que estuvo en Madrid donde agradó a los técnicos. Los informes pedían que le ficharan, pero el equipo blanco no llegó a un acuerdo con el representante del jugador, además que el niño de 14 años sentía nostalgia de su tierra. Tras volver a Brasil, el Santos acordó un salario con el jugador además de una bolsa de estudios y poco a poco se fue destacando hasta que en 2008 es llamado para jugar un torneo en Costa Brava con la selección brasileña sub17.
Con el 10 a su espalda el brasileño se lució representando a la ‘verdeamarela’, sus gambetas y su habilidad con el balón deslumbraron a los ojeadores en el torneo.
Era un joven de 16 años, un poco más flaco de lo que es ahora, sin mucho pelo en su cabeza, pero con una rapidez mental para jugar futbol que sorprendía. “A Neymar lo veo como un mediapunta, un jugador que verticaliza, que va rumbo al gol. Pero me preocupa la presión que pueda suponer mucha responsabilidad. Es un joven que acaba de cumplir 16 años”, decía en su momento el entrenador, Lucho Nizzo, a Canal+ de España.
Esta presentación con Brasil le fue abriendo camino, el equipo joven del Santos ya le estaba quedando pequeño a Neymar, así que el 7 de marzo de 2009 en el campeonato paulista contra el Oeste de Itápolis en el estadio Pacaembú, el futbolista debutó en el primer equipo. Ese día con 17 años, el brasileño entró en sustitución de Mao Molina. Una semana después logró su primer gol contra el Mogi Mirim e inició una historia que terminó con tres torneos Paulistas, una Copa de Brasil, la Copa Libertadores (2011), la Recopa Sudamericana (2011) y el subcampeonato del Mundial de Clubes (2012). Además de los 225 goles que anotó en el club.
Esta clase lo llevó a que la selección le pusiera un peso inmenso sobre los hombros. Ser el jugador líder en el Mundial que se disputó en su país. No fue una tarea fácil. Y lo hizo de la mejor manera. Pero el 4 de julio en el partido por cuartos de final contra la selección de Colombia un rodillazo en la espalda de Camilo Zúñiga lo sacó de su campeonato del Mundo y Brasil lo sintió. En semifinales quedó por fuera de pelear por el título tras una humillante derrota frente a Alemania. La verdeamarela salió con el rabo entre las piernas.
Desde entonces, Neymar siempre ha sido referente de su selección. Incluso Júnior, referente del seleccionado brasileño en los años 80, fue enfático al precisa que “Brasil tiene solamente un jugador fuera de serie, que es Neymar, que todavía está muy joven y le hemos puesto demasiado peso encima”. El exlateral también le aseguró que “la última gran camada fue la de Ronaldo, Rivaldo y Ronaldinho. Ahora, Brasil tiene buenos jugadores, pero no fueras de serie, como en el pasado, cuando eran varios, muchos al mismo tiempo”.
En esta eliminatoria suramericana el ‘11’ del Barcelona es vital para el fútbol que practica su selección y para el juego de este martes contra Colombia, seleccionado con el que ha creado una fuerte rivalidad en los últimos partidos, será clave para que su equipo logre una victoria que lo ubique en los primeros lugares de la clasificatoria a Rusia 2018.