Niki Terpstra prolongó el momento dulce del equipo Quick Step al convertirse en el primer holandés que gana el Tour de Flandes desde que, hace 32 años, su compatriota Adri Van der Poel entró en el historial del segundo «monumento» de la temporada ciclista. Ganador de la París-Roubaix hace cuatro años, Terpstra culminó un ataque lanzado a 27 km de meta y se coronó por delante del danés Mads Pedersen, que llegó 11 segundos después tras cubrir la última fase persiguiendo sin éxito al holandés, y de otro corredor del Quick Step, el belga Philippe Gilbert, ganador en 2017.

En su edición número 102, la clásica belga llevó a los corredores, con frío y lluvia, de Amberes a Oudenaarde a lo largo de un trayecto de 267 km salpicado con 18 muros y 13 tramos de pavés. Por primera vez los grandes clasicómanos del norte miraban de reojo a un corredor latino, el italiano Vincenzo Nibali, que hacía su debut en Flandes después de haber ganado los dos últimos monumentos: Lombardía en 2017 y la Milán-San Remo este mismo año.

Un favorito por encima de todos: el eslovaco Peter Sagan, triple campeón mundial, que venía de ganar la Gante-Wevelgen, considerada la ‘mini-Flandes’, y aspiraba a una segunda victoria, dos años después de la primera. Al cabo de 70 km de intentos, el pelotón consintió, finalmente, una fuga en la que entraron once corredores, entre ellos el español Iván García, compañero de Nibali en el Bahrein Merida, que se comportaba con enorme solvencia en los muros.

El equipo Bora de Peter Sagan, el Quick Step de Philippe Gilbert, el Sky de Michal Kwiatkowski y el BMC del campeón olímpico Greg Van Avermaet -en busca de su primera victoria después de tres podios- regularon la velocidad del pelotón de forma que la diferencia no pasara de los cinco minutos. A 82 km de meta, con los fugados ya a la vista, el pelotón abandonó su indolencia y experimentó las primeras convulsiones, que anunciaban la gran batalla. Se fracturó en varios grupos aunque se recompuso poco después.

Iván García, poderoso en los muros, aguantó todavía en cabeza junto al belga Tom Devriendt, hasta que la primera avanzadilla los alcanzó a 47 km de meta. Van Avermaet, en el grupo perseguidor, atacó en el Taaienberg, a 36 km del final, pero no rompió el paquete de treinta que intentaba reducir al trío delantero, ahora formado por Dylan van Baarle (Sky), Sebastian Langeveld (Cannondale) y Mads Pedersen (Trek-Segafredo).

Nibali se movió a 27 km, se llevó al holandés Niki Terpstra y éste, ganador de la clásica E3 Harelbeeke, dio continuidad al ataque lanzándose en solitario a la caza del trío delantero. Llegó y los rebasó para quedar en cabeza de carrera. La tercera subida al Kwaremont y el Paterberg, todo en los últimos 20 kilómetros, iban a dictar sentencia.

La ventaja de Terpstra superó los 40 segundos y Sagan se vio en la obligación de lanzar un ataque violento a la salida del Kwaremont, a 16 de meta, y luego otro en el último muro, el Paterberg, que le dejó solo en la persecución de Terpstra, pero el holandés no le dejó ninguna opción. El eslovaco arrojó la toalla a 8 km de meta. El fugado afrontaba con una exigua renta de 25 segundos los seis últimos kilómetros, perseguido por la flor y nata del pelotón, pero las rencillas entre los grandes facilitaron el trabajo de Terpstra, que pudo alzar los brazos bajo la pancarta.