El papa Francisco reconoció a las víctimas de abuso en Chile su responsabilidad y fue contundente: «Con vergüenza debo decir que no supimos escuchar y reaccionar a tiempo» frente a los abusos sexuales dentro de la Iglesia, aseguró en medio del complejo proceso de reestructuración que enfrenta el clero local. La institución no atraviesa su mejor momento por los cientos de casos que han aparecido de delitos sexuales cometidos por curas en todo el mundo.

Chile ha sido uno de los epicentros del terrible escándalo. Por eso, en su misiva, Francisco instó al pueblo chileno a «promover conjuntamente una transformación eclesial» que involucre a todos, para acabar con una «cultura del abuso» que ha permeado por años a la Iglesia chilena, envuelta en una avalancha de denuncias de abusos sexuales.

«El ‘nunca más’ a la cultura del abuso, así como el sistema de encubrimiento que le permite perpetuarse, exige trabajar entre todos para generar una cultura del cuidado que impregne nuestras formas de relacionarnos», dijo el pontífice en una extensa carta revelada por la Conferencia Episcopal chilena en una rueda de prensa en Santiago.

Francisco reconoció, además, que «aprender a escuchar» ha sido una de las principales faltas y omisiones de la Iglesia chilena a la hora de afrontar estos casos, lo que llevó a que se construyeran conclusiones «parciales» frente a una serie de denuncias ignoradas por el clero.

«Con vergüenza debo decir que no supimos escuchar ni reaccionar», reconoció el sumo pontífice.

«Ciertamente no se actuó con la celeridad para investigar, para responder y sancionar a quienes correspondía», dijo Fernando Ramos, obispo auxiliar de Santiago y secretario general de la Conferencia Episcopal chilena.

– Proceso doloroso y cuestionador –

El papa confirmó también un nuevo viaje al país de los religiosos Charles Scicluna y Jordi Bertomeu, quienes estuvieron en febrero en Santiago para escuchar a las víctimas de abusos sexuales y del encubrimiento del delito.

Scicluna, arzobispo de Malta, viajó a Chile para esclarecer las denuncias que pesan sobre el obispo de la ciudad de Osorno (sur), Juan Barros, señalado de encubrir los abusos sexuales que cometió el influyente sacerdote Fernando Karadima, condenado por el Vaticano en 2011 por estos casos.

Luego, Scicluna y Bertomeu ampliaron sus indagaciones a otras víctimas de abuso sexual en la Iglesia chilena y en colegios de la Congregación Marista.

En ese momento, al término de esta visita, Scicluna elaboró un extenso informe para el papa, que llevó al pontífice a invitar a Roma a tres de las víctimas de Karadima: James Hamilton, José Andrés Murillo y Juan Carlos Cruz, y citar a los 34 obispos chilenos, en una inédita reunión que terminó con la renuncia en bloque de todos ellos.

«La visita de monseñor Scicluna y monseñor Bertomeu nace al constatar que existían situaciones que no sabíamos ver y escuchar», dijo el pontífice en su misiva publicada este jueves.

Este fin de semana, el papa recibirá en el Vaticano a un grupo de nueve sacerdotes y laicos, quienes sufireron de abusos de «conciencia» en la iglesia de El Bosque, en el oriente de Santiago, la parroquia que dirigió Karadima durante varias décadas y desde donde ejerció una fuerte influencia en la élite y la Iglesia chilena.

Con este encuentro, el pontífice cerrará una serie de reuniones destinadas a poner fin a la «cultura de abusos» que se generó por años en la Iglesia católica chilena, y tomará medidas «a corto, mediano y largo plazo» en busca de reparar el daño causado.

«Este proceso para nosotros ha sido muy doloroso, muy cuestionador, pero también nos está ayudando a hacer todo lo necesario para que no se vuelvan a repetir los mismos errores y omisiones que también causan mucho dolor», agregó Ramos, quien confirmó que la Iglesia chilena trabaja en una propuesta global que incluye el rediseño del Consejo Nacional de Prevención de Abusos y Acompañamiento de Víctimas para ampliar su campo de acción.

Pese a la renuncia, los obispos chilenos se mantienen todavía en el cargo, en espera de las medidas que adopte el papa sobre su futuro. Scicluna y Bertomeu se desplazarán a a la diócesis de Barros en Osorno.