Justo cuando a Colombia está regresando la lluvia, justo cuando hay cifras históricas en el transporte de mercancías por el principal afluente del país, justo cuando todo parecía ir viento en popa, el proyecto de recuperación de la navegabilidad del río Magdalena se está quedando sin combustible y viendo cómo el agua le llega al cuello. Y todo porque el escándalo internacional de corrupción en Brasil, que incluyó al más alto ejecutivo de la multinacional Odebrecht –hoy condenado–, llegó hasta el país y como efecto dominó le está cerrando las puertas a la organización en Colombia.

Navelena, compuesto por Odebrecht con el 87 % y Valorcon con el 13 %, es conocido como el consorcio encargado de las actividades de preconstrucción, construcción y administración de las obras para la recuperación de la navegabilidad del corredor fluvial. Pero después de maniobrar con el escándalo que su holding protagonizó en Brasil, en Colombia se han visto a gatas para cumplir con los compromisos de dicho contrato.

El miércoles en la noche debían concretar la documentación y respaldo para el cierre financiero, pero no lograron. El capitán (r) Luis Álvaro Mendoza, director de Cormagdalena, le dijo a El Espectador cómo se desarrolló el caso: “Estamos en el cierre financiero que se inició el 11 de marzo, ellos presentaron los papeles pero no fueron suficientes, entonces yo les dije que tenían que volver a presentarlos. Trabajaron y se dieron cuenta de que el problema reputacional que tienen es tan grave que ellos solos no pudieron hacer el cierre financiero y lo que hicieron fue decir: señor, vamos a conseguir un socio a quien ceder la mayoría accionaria para que se encargue de ese cierre financiero. Y adjuntan tres cartas con empresas con las que ellos están en negociaciones”.

Así las cosas, se quedan con el 25 % de la participación, que es lo que permite el contrato, y por medio de ese porcentaje, pueden seguir trabajando. “Las empresas que vi no quieren partir de cero, entonces quieren tener a alguien con experiencia en la operación y construcción”. La baraja está entre una empresa china, otra de Estados Unidos y una de Portugal. Pero también se habla de una australiana en fila, junto a una belga. Pero eso hace parte de la reserva.

Lo que sí es público es que no hay segundas oportunidades en el contrato si no cumplen esos socios propuestos. “Prórroga no hay, el contrato tiene fechas fijas y lo que se vendría es un proceso sancionatorio si al 11 de junio no han cumplido. Se exponen a una multa diaria de más de 20 millones de pesos durante 30 días para conminarlos a que cumplan. Si el 12 de julio no han cumplido con el proceso, entraríamos en caducidad y terminación del contrato”, explicó Mendoza.

Fuentes del alto Gobierno consultadas por El Espectador advirtieron que Odebrecht, como compañía, va cumpliendo en los demás proyectos en los que está inmersa en Colombia, pero “sabemos que los bancos nacionales les negaron los créditos, las aseguradoras están desconfiando, ya se venció un plazo. Estamos ante la posibilidad de aceptar una recomposición de los socios, del capital del consorcio. Sería muy lamentable que ese proceso, parte fundamental del país, no se concrete. El mercado local les cerró las puertas y tienen que ir al exterior”.

¿Cuál es el cronograma de esta asociación pública privada?

Son tres fases. La primera tiene que ver con la preconstrucción, que es el proceso que cursa actualmente y termina el 11 de junio. Se tenía nque hacer los diseños, sacar las pólizas, hacer el cierre financiero, el tema ambiental; en total once pasos, de los cuales se han cumplido nueve, pero uno que está pendiente es catalogado como el más importante es el del cierre financiero. Después de la etapa de preconstrucción, pasado el 11 de junio, arranca la etapa de construcción por cinco años, hasta el 2021, Ahí deben construir las obras de encauzamiento para permitir que la navegación llegue hasta Puerto Salgar y La Dorada.

Y terminados los cinco años de construcción, comienza la administración hasta el año 2028, en los cuales deben garantizar unos indicadores de calidad en profundidad, ancho del canal y radio de curvatura para permitir la navegación ininterrumpida en el río Magdalena.

Y en cuanto a la situación empresarial de Odebrecht, tras conocerse el escándalo en Brasil, “la Secretaria de Transparencia de la Presidencia de la República, bajo el Mecanismo de Seguimiento de la Convención Interamericana de Lucha Contra la Corrupción (Mesicic), pidió la cooperación del Gobierno de Brasil para que remita copia de la sentencia proferida por las autoridades judiciales contra Marcelo Odebrecht y otros directivos”.

De eso ya pasó un mes y ayer, en conversación con El Espectador, Camilo Enciso, secretario de Transparencia de la Presidencia, aseguró que “desafortunadamente Brasil aún no ha enviado una respuesta formal a la petición que le hicimos. Precisamente lo que se acordó en la cumbre de Londres ayuda a que ese tipo de demoras no se den, porque tendríamos acceso a información clave de forma mucho más ágil, como por ejemplo quiénes son los socios de las compañías”. Y recordó que en Colombia no hay ninguna información de que Odebrecht pagó un soborno. “La discusión es si la condena en Brasil genera inhabilidad para que la compañía contrate en Colombia”.