El fiscal jefe de Panamá, Javier Caraballo, recibió este martes a su par colombiano, Francisco Barbosa, en un intento por fortalecer la lucha binacional contra el tráfico de migrantes que buscan alcanzar Estados Unidos a través de Centroamérica.

La reunión “es parte de ese trabajo que se está haciendo para fortalecer en algunos campos la lucha contra la criminalidad”  relacionada al “tráfico de migrantes que está afectando a nuestra región”, dijo Barbosa en un video publicado por ambas fiscalías.

“Somos conscientes de que nuestros países enfrentan grupos criminales en común y solo con la ayuda, la interrelación y la cooperación mutua podemos lograr ejercer nuestras funciones de manera eficaz y efectiva”, señaló Caraballo.

Panamá y Colombia buscan combatir los grupos criminales dedicados al tráfico de personas por su frontera común, una inhóspita zona selvática convertida en un corredor para la migración irregular que busca atravesar Centroamérica en su ruta hacia Estados Unidos.

Durante la reunión, Caraballo y Barbosa compartieron información y evaluaron estrategias para desmantelar un mayor número de organizaciones criminales destinadas al tráfico de personas.

Según la Procuraduría (fiscalía) de Panamá, en 2021 se iniciaron en el país, gracias a la colaboración bilateral, 61 investigaciones y se lograron 24 sentencias condenatorias por tráfico de migrantes. Tan solo en lo que va de año, ya se han abierto otras 24 pesquisas por los mismos delitos.

La fiscalía colombiana, por su parte, asegura que producto de la colaboración con otros países, ha pasado de 42 investigaciones por tráfico de seres humanos en 2020 a 196 en 2021, mientras que en 2022 ya lleva más de una decena.

Durante 2021 más de 133.000 personas cruzaron la selva panameña del Darién, una cifra récord que superó lo acumulado entre 2010 y 2020. En su mayoría son haitianos y cubanos, aunque también hay asiáticos y africanos.

Además, el año pasado al menos 51 personas fueron reportadas muertas o desaparecidas mientras cruzaban esta ruta de espesa vegetación donde los migrantes enfrentan múltiples peligros, como animales salvajes, entre ellos serpientes venenosas, ríos caudalosos y grupos criminales.

En lo que va de año, el número de personas que pasó por la selva del Darién se triplicó en comparación al mismo período de 2021. El gobierno panameño ha solicitado la cooperación de los países de la región, incluido Estados Unidos, para enfrentar la migración irregular.