“Vos vas a ir a Europa y por tu físico no te van a poner detrás de la punta, te van a poner como externo”. Esas fueron las palabras que El Cholo Simeone le dijo a Alejandro ‘Papu’ Gómez cuando ambos estaban en San Lorenzo. La confesión que hizo el argentino en una entrevista realizada por El País de España días previos al encuentro del Atalanta contra el Valencia por la Champions explica la metamorfosis que ha tenido el jugador para ser el referente que es en la actualidad como uno de los mejores mediocampistas y asistentes al gol del fútbol italiano.

Alejandro Darío Gómez nació en Avellaneda. El camino del fútbol lo heredó de un referente de Independiente: Hugo Villaverde, su tío. Y aunque empezó a explorar su rol en la cancha en el Rey de copas, fue en la cantera del Arsenal de Sarandí donde en verdad se educó como futbolista. A los 17 años debutó contra Gimnasia y Esgrima. Con el club logró alcanzar uno de los títulos más añorados en el continente en el 2007: la Copa Sudamericana. Ese mismo año también hizo presencia en el Mundial Sub-20 que ganó Argentina, y aunque no fue titular, codearse con jugadores de la talla del Kun Agüero o Ever Banega lo impulsó para perfilar la suspicacia y la agudeza de su visión en el centro del campo.

Dos años después llegó a San Lorenzo, donde se encontró con Simeone. El técnico argentino le vio futuro como extremo en Europa. Y su vaticinio se haría realidad años después. Aunque al año y medio fue fichado por el Catania y Gómez lograba llegar a Europa con la confianza de lograr un protagonismo relevante junto a otros compatriotas que vestían la misma camiseta. Allí se reencontró con Simeone, quien después lo quiso fichar al Atlético de Madrid. Infortunadamente el traspaso no se dio y el centrocampista terminó en el Metalist Kharkiv de Ucrania.

Para el argentino fue un año perdido. Su rendimiento no fue del todo negativo. Jugó 24 partidos, realizó seis asistencias y marcó cuatro goles. Sin embargo, el contexto social y político no fue el mejor para él y su familia. Ucrania estaba en guerra y la tensión del conflicto causó estrés para el futbolista que más que su bienestar, pensaba en la tranquilidad de sus seres queridos.

Una oferta llegó desde Bérgamo. El Atalanta lo quería. Gómez aceptó la propuesta y desde aquel 2014 no ha dejado de ser un jugador determinante para los goles del equipo italiano. Cada año ha mejorado sus cifras, y en el presente que habitamos el 10 del equipo de Gasperini completa 16 asistencias en la temporada y cerca de 68 en estos seis años de permanencia en la Serie A, números que lo ponen por encima de jugadores como Ronaldihno, Hamsik o Luis Alberto, ejes e ídolos del Calcio italiano.

Empezó como nueve, pero ahora es un 10 que empieza su juego como extremo y termina buscando los espacios en la mitad de la cancha, metiéndose entre los centrales y los laterales del equipo contrario. ¿Sus cómplices para el gol? Ilicic y los colombianos Duván Zapata y Luis Fernando Muriel.

Con Muriel, que se ha convertido en el goleador del Atalanta pese a ser suplente, lleva una estrecha relación en el equipo. Dentro del campo de juego es el mejor aliado del colombiano. De los 17 goles que ha marcado, cinco de ellos han sido asistidos por el Papu Gómez. En los vestuarios y en los entrenamientos, la actitud de Muriel es resaltada por el argentino, pues hace poco mencionó para los medios europeos que: «Hoy es Luis Fernando Muriel. Él es agradable, hace buen ambiente en el grupo, bromea. Siempre está de buen humor, nunca se queja de nada. Gente como Muriel sirve en el vestuario y siempre es bueno para el equipo».

El Atalanta exhibe al Papu Gómez como un 10 que sabe leer el juego. El fútbol necesita de esos jugadores diferentes. Esa capacidad camaleónica de adaptarse a diversos modelos tácticos, de siempre hallar los espacios y las virtudes necesarias para contribuir al juego se ha visto a lo largo de los años. Simeone no se equivocó y el mediocampista no olvida tampoco que esas palabras han encajado en estos seis años de progreso en el fútbol italiano, en una liga y en un estilo que se ha visto siempre a la defensiva, y que por eso también ha resaltado tanto la figura del Papu Gómez, pues con la 10 en su espalda ha roto los esquemas y las estrategias. Entre la inteligencia y la disciplina se halla entonces esa capacidad de romper paradigmas y narrar una historia diferente, con los tintes obreros de Bérgamo y las palabras repletas de añoranzas en un club poco tradicional pero bastante fuerte en el presente del balompié mundial, pues hoy por hoy el equipo de Gasperini es uno de los más goleadores con 82 anotaciones en la temporada.

La respuesta que mejor refleja la suspicacia del Papu Gómez y que mejor explica la importancia que adquiere el argentino en el Atalanta fue la que dio en la entrevista ya citada de El País, cuando el periodista le preguntó su tenía referencias de Xavi o Iniesta, dos de los mejores armadores de la última década en el fútbol europeo: “¿Sabe lo que yo miro? Dónde está el árbitro. ¿Quién es el mejor posicionado en todo el campo? ¡El árbitro! Siempre está solo. Alejado de todo el quilombo. Casi siempre libre. Por eso yo suelo mirarlo, y me tiro donde está el árbitro. Haciendo cosas como esa fui perfeccionando mi nueva función”.