El papa Francisco no pudo oficiar este sábado la Vigilia Pascual, debido a dolores en la rodilla derecha que no le permite estar mucho tiempo de pie. En su lugar, el oficio del Sábado Santo en la basílica de San Pedro fue presidido por el cardenal Giovanni Battista Re, decano del colegio cardenalicio.

En la ceremonia de la Vigilia Pascual, uno de los ritos más largos y simbólicos de la tradición católica, en la que se celebra la resurrección de Jesús, Francisco solo leyó la homilía y bautizó a siete adultos.

Durante su intervención, el papa pidió gestos de paz “en este tiempo marcado por los horrores de la guerra”, refiriéndose al conflicto en Ucrania. Además, pidió “resucitar a Jesús” y llevarlo “a la vida cotidiana: con gestos de paz en este tiempo marcado por los horrores de la guerra; con obras de reconciliación en las relaciones rotas y de compasión por los necesitados; con acciones de justicia en medio de las desigualdades y de verdad en medio de la mentira”.

Francisco estuvo en primera fila en la ceremonia, junto a los fieles y el alcalde de Melitópol, Iván Fiódorov, quien fue secuestrado al inicio de la guerra por el Ejército ruso, y a tres parlamentarios del país ucranianos. “El fracaso no puede impedirnos volver a empezar, la muerte se convierte en pasaje para el comienzo de una nueva vida. Porque con Jesús, el Resucitado, ninguna noche es infinita; y aun en la oscuridad más profunda, brilla la estrella de la mañana”, dijo el pontífice.

El papa sufre desde hace meses de gonalgia, dolor en la rodilla derecha, lo que le impidió realizar los diferentes ritos de esta ceremonia después de los esfuerzos del jueves y viernes Santos, mientras que para este domingo se espera que Francisco celebre la misa de Resurrección e imparta la bendición Urbi et Orbi desde el balcón de la logia central de la basílica de San Pedro.

Francisco se mantuvo sentado en primera fila ante los cerca de 6.000 fieles que llenaron la basílica después de las restricciones por la pandemia de los últimos dos años.

La ceremonia comenzó con la bendición del fuego, se encendió el cirio pascual y se marcó la vela con la inscripción de la primera y la última letra del alfabeto griego -alfa y omega – que simbolizan que Dios es el principio y el fin.

Después se inició la procesión con la entrada de los concelebrantes en total silencio y a oscuras para representar la ausencia de luz tras la muerte de Jesucristo.