El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, comparó el martes la investigación que podría derivar en un juicio político en su contra con un «linchamiento», usando una palabra explosiva y con una fuerte carga racial para desacreditar el proceso, mientras un testigo clave comparece en el Congreso. «Si algún día un demócrata es presidente y los republicanos ganan la Cámara de Representantes, incluso por un margen menor, pueden llevar al presidente a juicio político sin el debido proceso o justicia o derecho legal alguno», escribió Trump en Twitter. «Todos los republicanos deben recordar lo que están atestiguando: un linchamiento. ¡Pero ganaremos!», agregó.

Antes, el presidente se había referido al proceso como «caza de brujas» y «acoso», pero nunca había usado este término vinculado a la historia de la esclavitud y la segregación racial. El comentario provocó reacciones inmediatas.

Esa comparación fue condenada de inmediato por la oposición demócrata, que le acusó de «soltar una bomba racial» para distraer de la investigación en su contra, en palabras de la presidenta del caucus (grupo de legisladores) negro, Karen Bass. «¿Usted está comparando un proceso constitucional con la tortura brutal prevalente y sistemática de gente en este país que se parecía a mí?», escribió Bass en su cuenta de Twitter.

Los linchamientos de afroamericanos eran asesinatos por motivos racistas que eran comunes en el sur de EE.UU. durante el siglo XIX y la primera mitad del XX, y que se redujeron en frecuencia tras el movimiento de los derechos civiles en la década de 1960. La palabra está asociada en el imaginario colectivo estadounidense con afroamericanos ahorcados en árboles, y se calcula que más de 4.700 personas murieron en linchamientos entre 1882 y 1968, incluidos 3.446 negros, según el Instituto Tuskegee.

Kristen Clarke, presidenta del Comité Nacional de Abogados por los Derechos Civiles bajo la Ley, consideró el uso del término una «grave apropiación indebida» por parte de Trump. «Los linchamientos fueron crímenes contra la humanidad y una parte desagradable de la historia de violencia racial de nuestra nación», señaló.

Por su parte, el demócrata negro James Clyburn dijo en tanto a CNN: «Es una palabra que ningún presidente debería usar para sí mismo».  «Vengo del sur, conozco la historia de esta palabra, es una palabra que debe usarse con mucha, mucha precaución», dijo.  «Nunca hemos visto algo así», señaló en referencia a otros presidentes estadounidenses, incluidos los tres que han afrontado procesos de destitución: Andrew Johnson, Richard Nixon y Bill Clinton.

En tanto, el candidato presidencial demócrata Julián Castro consideró que «es más que vergonzoso usar la palabra ‘linchamiento’ por el hecho de que se lo haga responsable de sus actos».

Trump está siendo investigado para un posible juicio político en la Cámara de Representantes liderada por los demócratas, y cuenta con que el Senado, de dominio republicano, lo absolverá si la oposición vota a favor de destituirlo. A pesar de la decisión de la Casa Blanca de no responder a sus demandas, los demócratas continúan su pesquisa: este martes, Bill Taylor, encargado estadounidense en Ucrania, testifica ante la Cámara.

Taylor podría aportar nuevos elementos sobre la cuestión central: ¿utilizó Donald Trump el arma diplomática con fines políticos? ¿presionó de forma directa, a cambio de asistencia en seguridad, a su homólogo ucraniano para tratar de dañar a su rival demócrata Joe Biden?

Mensajes clave 

Los mensajes de WhatsApp entre funcionarios de ambos países que están en manos de investigadores parlamentarios, deberían estar en el centro de las audiencias. En un mensaje enviado a principios de septiembre a Gordon Sondland, embajador de Estados Unidos en la Unión Europea, Taylor se mostraba abiertamente preocupado por la presión de la Casa Blanca.

«Me parece una locura suspender la asistencia de seguridad a cambio de una mano amiga para una campaña política», escribió entonces.

Una encuesta publicada por CNN el martes muestra que el 50% de los estadounidenses ahora están de acuerdo con el proceso de destitución (contra el 43% en contra). Se trata de la cifra más alta en este tema en encuestas publicadas por esta cadena.  Por ahora, el exmagnate inmobiliario se esfuerza en mantener la lealtad de los republicanos: «95% de apoyo dentro del Partido Republicano ¡Gracias!», tuiteó.

El respaldo del Senado será clave si los demócratas avanzan con el proceso en la Cámara de Representantes.