Erdogan aludió en su discurso a los responsables del fallido golpe de Estado de julio pasado y prometió que «los asesinos y quienes los apoyan recibirán su castigo».

«No os preocupéis, después de 16 de abril, si Dios quiere, el Parlamento hará lo necesario respecto a la petición de la pena de muerte», dijo el presidente, en referencia a la fecha del próximo referéndum en el que los ciudadanos turcos decidirán so le otorgan poderes extraordinarios al la rama ejecutiva del Estado.

Para reintroducir la pena capital, que fue abolida hace 13 años, Turquía necesitaría convocar un segundo referendo constitucional, dado que los diputados partidarios de esta reforma no alcanzan la mayoría necesaria de dos tercios en el Parlamento.

La tendencia a favor de la pena capital se alimenta por el resentimiento contra «los traidores» responsables de la asonada que en julio de 2016 intentó arrebatarle el poder al actual presidente. Sin embargo, para los juristas turcos, este castigo solo se podría aplicar a delitos cometidos después de su aprobación.

Turquía no ha llevado a cabo ejecuciones desde 1984, y una reintroducción de la pena de muerte significaría cortar vínculos con el Consejo de Europa, además de lastrar las negociaciones con la Unión Europea, pero Erdogan ha subrayado que no le importa.

 «Solo nos interesa lo que diga el pueblo», repitió Erdogan una frase que acuñó en noviembre pasado y ha repetido desde entonces de forma insistente.