Los presidentes de los tres grandes países productores de cocaína de América Latina, Colombia, Perú y Bolivia, unieron voces el jueves en la ONU para sepultar la «receta de la represión» contra las drogas e impulsar un nuevo enfoque basado en la salud y la cooperación internacional.

El colombiano Juan Manuel Santos, el peruano Ollanta Humala y el boliviano Evo Morales hablaron en el cierre de la sesión especial de la Asamblea General de la ONU sobre el problema mundial de las drogas, abierta el martes en Nueva York.

Santos, cuyo país fue uno de los que impulsó la reunión junto con México y Guatemala, denunció el fracaso de la llamada «guerra contra la drogas» lanzada por Estados Unidos en la década de 1970 para terminar con el narcotráfico, y aseguró que es hora de «replantear el tratamiento» con un enfoque humano.

En nombre de Colombia, el «país que más sacrificio y más costos ha pagado» por esa guerra, Santos fustigó la «receta basada en la represión».

«Después de tantas vidas cegadas, después de tanta corrupción, después de tanta violencia, ¿podemos decir que ganamos esta guerra? ¿Podemos decir por lo menos que la vamos ganando? La repuesta infortunadamente es que no. No la hemos ganado ni la estamos ganando», dijo.

«Es hora de replantear el tratamiento», aseguró, señalando que el documento aprobado por Naciones Unidas es un «paso en la dirección correcta» que se acerca a una visión «más global», aunque «no es suficiente»,

«Queda muchísimo camino por recorrer», sostuvo, indicando por ejemplo que los «derechos humanos no pueden estar en segundo plano».

y más costos ha pagado» por la guerra lanzada por Estados Unidos en la década de 1970 para terminar con el narcotráfico.

En ese contexto, indicó que la sesión especial de la ONU marca un «proceso irreversible de transformación de la política de drogas».

– Defensa de la hoja de coca-

Antes de Santos, Ollanta Humala pidió enfrentar el problema desde una «responsabilidad compartida» entre los países productores y consumidores, como Estados Unidos.

«Necesitamos asociarnos», afirmó, recordando que «Perú está haciendo su trabajo» y ha reducido el área de cultivo de cocaína para narcotráfico de «63.000 hectáreas» hace cinco años a «33.000» en la actualidad.

Defendió el «uso milenario de la hoja de coca», pidió «respeto» por los pueblos que la utilizan con fines medicinales o alimenticios y destacó la importancia de «llevar la presencia del Estado» a las zonas de cultivo.

En ese marco, habló de lo hecho por su gobierno para llevar «carreteras, internet, programa de becas, agua potable, electricidad, centros de salud».

También se refirió a la reconversión de los cultivos, citando el ejemplo del desarrollo del cacao en Perú, hoy en día «octavo productor a nivel mundial» gracias al cultivo en zonas dedicadas antes a la cocaína.

De su lado, Evo Morales pidió «acciones concretas» para liberar a la región «del problema de la droga como pretexto de dominación».

«Hay que acabar con el intervencionismo», aseguró el presidente boliviano, pidiendo también un nuevo enfoque del tema.

Morales mostró una hoja de coca y sostuvo que utilizada en su forma natural se trata de un «alimento saludable» y «medicina».

La sesión especial de la Asamblea General de la ONU sobre las drogas se abrió el martes con la aprobación de un documento que busca establecer un nuevo enfoque sanitario compartido por varios países de América Latina.

Pese a los avances, muchos países, como Brasil o Costa Rica, manifestaron su decepción por la ausencia de una moratoria a la pena de muerte, y otros, como Uruguay y Jamaica, criticaron que no se haya incluido algún tipo de mención a la despenalización de la tenencia de ciertas sustancias.