Toronto declaró la guerra a la proliferación de establecimientos de venta de marihuana en esa ciudad canadiense y advirtió que tomará medidas para regular las decenas de centros de distribución surgidos en los últimos meses.
El alcalde de la ciudad, John Tory, solicitó a la Policía que controle los establecimientos que están apareciendo en varios de los barrios más céntricos de la ciudad y que en la actualidad ascienden a casi un centenar.
En una carta a los funcionarios municipales encargados de velar por las licencias de establecimientos comerciales, Tory afirmó que la «proliferación acarrea potenciales riesgos a la salud de individuos que frecuenten los dispensarios donde la sustancia a la venta carece totalmente de regulación».
El alcalde demandó en la misiva, escrita dos días después de que visitara de forma inesperada un dispensario en un popular vecindario de Toronto, que los funcionarios municipales y la Policía hagan respetar con más vigor la ley.
En los últimos meses, han aparecido en Toronto decenas de establecimientos que venden marihuana, en teoría, a personas cuyos doctores les han recetado cannabis para tratar dolencias.
Pero algunos establecimientos también venden marihuana para uso recreativo, a pesar de que está penado por las leyes canadienses que sólo permiten el consumo de marihuana por razones médicas y adquirida de productores aprobados por el Ministerio de Sanidad.
La proliferación de dispensarios de marihuana coincide con las declaraciones del primer ministro canadiense, Justin Trudeau, que desde que llegó al poder en octubre de 2015 ha indicado en varias ocasiones que en 2017 despenalizará el consumo de la droga.
La intención del Gobierno canadiense de despenalizar el año que viene el consumo recreativo del cannabis está creando un vacío en el que las autoridades no están seguras cómo actuar.
Ayer, la primera ministra de la provincia de Ontario, Kathleen Wynne, expresó el limbo en que se encuentran las autoridades al declarar que «estamos ahora mismo en una curiosa zona gris porque sabemos que el Gobierno federal va a presentar legislación, pero no ha habido ninguna discusión (sobre la despenalización)».
La falta de normas en Toronto para regular la venta de marihuana hace difícil que las autoridades establezcan reglas como las aprobadas en junio de 2015 por la ciudad de Vancouver, que prohíbe estos establecimientos a menos de 300 metros de escuelas, centros comunitarios u otros puntos de venta de cannabis.
Esto está provocando que los centros de venta en Toronto se concentren a poca distancia el uno del otro en un reducido número de barrios de la ciudad, lo que está causando malestar entre los vecinos afectados.