El presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, ha nominado a tres hombres para tres de los altos cargos del país: Jeff Sessions como fiscal general, Mike Pompeo como director de la CIA y el general Michael Flynn como asesor de seguridad nacional. Los tres son conservadores; los tres estuvieron dentro de su equipo de campaña o cerca de él. El siguiente paso es la elección, que la realizará el Senado. Una elección que será polémica, sobre todo por Sessions.

¿Por qué? Trump destacó el trabajo de Sessions como político —hoy se desempeña como senador de Alabama— y su desarrollo en el Tea Party, una formación de extrema derecha —más a la derecha que el propio partido republicano—. Sessions ya había servido como fiscal del distrito sur de Alabama de 1981 a 1993 y luego fungió como fiscal general de dicho estado en 1994. Desde 1996 es senador y ha sido reelegido una y otra vez.

Tiene la experiencia. Pero también tiene ciertos gustos. Está en contra de la reforma migratoria —una ficha esencial para el plan de Trump de expulsar a los 11 millones de migrantes ilegales que hay en el país— y también tiene en su pasado una cierta cercanía con el racismo. Cuando el entonces presidente Ronald Reagan lo nominó como magistrado de un tribunal federal en 1986, el Senado lo rechazó pese a que asociaciones y senadores lo señalaban como “calificado” para el puesto. La razón: Sessions había dicho que algunas asociaciones de afro estaban “inspiradas en el comunismo” y que “forzaban los derechos civiles por las gargantas de los ciudadanos”. Le dijo a uno de sus trabajadores cercanos, de ascendencia afro, que debía “cuidarse de aquello que le decía a la gente blanca”.

Sessions también tiene una historia casi legendaria con respecto al Ku Klux Klan, un grupo dedicado a realzar la raza blanca y su supremacía. Uno de los asistentes de Sessions aseguró que éste había dicho: “El Ku Klux Klan me parecía muy bueno hasta que me enteré de que fumaban marihuana”. Sessions dijo al enterarse de su nominación: “Mis anteriores 15 años trabajando en el Departamento de Justicia fueron extraordinariamente satisfactorios. Adoro el Departamento, su gente y su tarea. No puedo pensar en un honor mayor que liderarlos”. El senador de Illinois Luis Gutiérrez dijo ante la noticia: “Si usted tiene nostalgia por los días en que los negros se mantenían callados, los homosexuales estaban el clóset, los inmigrantes eran invisibles y las mujeres permanecían en la cocina, el senador Jefferson Sessions es su hombre”.

Otro representante del Tea Party entraría en el gabinete (su elección también está sujeta al Senado): Mike Pompeo. Ocupará la dirección de la CIA con un recorrido como representante de Kansas desde 2011. Es de una línea similar a sus colegas en el partido: está en contra del aborto en casos de violación o incesto; se opone al sistema de salud propuesto por Obama; duda de que exista el cambio climático; es miembro de la Asociación Nacional del Rifle y defiende la Segunda Enmienda, y pide que Edward Snowden vuelva de Rusia y sea juzgado puesto que el trabajo de la NSA ha sido “bueno e importante”.

Anthony Romero, director ejecutivo de la Unión de las Libertades Civiles Americanas (ACLU, por sus siglas en inglés), dijo sobre Pompeo: “Las posiciones de Pompeo sobre vigilancia y la bahía de Guantánamo (propone mantener la cárcel abierta, pese a todas las acusaciones de tortura alrededor de agentes de Estados Unidos) realzan serias preocupaciones por los derechos civiles, sobre la privacidad y el debido proceso”.

Por su parte, el general (r) Michael Flynn actuó como consejero de seguridad para la campaña de Trump, un candidato que carece de conocimiento en esa área. Flynn ocupó la dirección de la Agencia de Inteligencia de Defensa. Su posición ante el Estado Islámico ha sido la de atacarlos más —es decir, proveer más poyo militar en terreno, algo que ha eludido el gobierno Obama— y de cooperar con Moscú como aliado militar.