Pese a la consigna de mantener las distancias para evitar la propagación de la COVID-19, las multitudes llenaron las playas y el ayuntamiento de Bournemouth, ciudad costera del sur de Inglaterra. Un dilema para el gobierno, que no puede controlar a los británicos en pleno verano.

El jueves fue el día más caluroso del año en el Reino Unido, la temperatura alcanzó los 33,3 grados centígrados en el aeropuerto londinense de Heathrow.

El gobierno británico exhortó este viernes a la población a que respete las distancias físicas para evitar que se descontrole de nuevo la pandemia de coronavirus ante las imágenes de playas atestadas de gente en medio de la ola de calor.

Con temperaturas superiores a los 30°C, la jornada del jueves fue «extraordinariamente caliente», declaró el ministro de Medio Ambiente, George Eustice, a la cadena de televisión Sky News. «Pienso que debemos pedir a la gente que sea prudente», agregó.

Superada por el flujo de veraneantes, la municipalidad Bournemouth, balneario en el sur del país, hizo referencia a un «incidente mayor» que obligó a una intervención coordinada de los servicios policiales y de socorro.

El ministro de Salud, Matt Hancock, recordó el jueves en TalkRadio, que el gobierno puede cerrar espacios públicos en caso de que se incumplan las normas y «pasará a la acción» si el número de infecciones aumenta.

«La covid-19 se ha reducido gracias a los esfuerzos de todo el mundo, pero (el virus) sigue circulando de manera general. Si no respetamos las directrices de distancia física, el número de casos volverá a aumentar», advirtió el jefe de los servicios sanitarios de Inglaterra, Chris Whitty, en Twitter.

Miles de hinchas del equipo de fútbol Liverpool también ignoraron las recomendaciones sanitarias y salieron a festejar el primer título de campeón de Inglaterra del club en 30 años frente al estadio Anfield Road el jueves por la noche.

Fiestas en las calles

La policía tuvo que intervenir también para dispersar varias fiestas en las calles de Londres, emitieron más de 500 multas por estacionamiento ilegal y se enfrentaron a infracciones de la prohibición de acampar y a abusos verbales por parte del público.

Otro problema es la basura; ayer se recogieron 33 toneladas de basura en las playas del ayuntamiento de Bournemouth,. “No estamos en condiciones de recibir tantos visitantes en este momento (…) por favor no vengan, no estamos listos para recibirlos”, suplicó la alcaldesa, Vikki Slade.

Las autoridades sanitarias británicas recomiendan actualmente mantener una distancia de dos metros entre personas para evitar la propagación del nuevo coronavirus, que ha causado más de 43.000 muertes en el Reino Unido.

Esta distancia se reducirá a un metro para permitir que los pubs, restaurantes, peluquerías y cines vuelvan a abrir sus puertas el 4 de julio, pero sólo si se ponen en práctica medidas para reducir el riesgo, como equipos especiales de protección o ventilación.

«Seguimos en una crisis sanitaria y el gran número de personas que visitan nuestra zona aumenta la presión sobre nuestros servicios de rescate», dijo Sam de Reya, de la policía local.

Esta ola de calor, la primera desde que el coronavirus llegó a las vidas de los europeos, debería ceder el fin de semana; las autoridades están en alerta desde este viernes.