Para el vicepresidente estadounidense, Mike Pence, sentar a Kim Jong-Un en una misma mesa con Donald Trump es un claro triunfo de las sanciones económica. «La campaña de máxima presión continuará hasta que Corea del Norte tome medidas concretas, permanentes y verificables para poner fin a su programa nuclear”, indicó Pence poco después del anuncio sobre la reunión bilateral entre ambos mandatarios.

Aunque la posición del gobierno Trump parece la misma de siempre, lo cierto que el deshielo en las relaciones con Corea del Norte empezó al final de 2017, cuando en un gesto sin precedentes, el mandatario norcoreano aprovechó su discurso de fin de año para pedir que sus atletas pudieran participar en los Juegos Olímpicos de invierno.

El régimen terminó por enviar 500 deportistas que, en el acto de inauguración, desfilaron con sus colegas surcoreanos bajo la bandera de la Corea. A los Olímpicos también llegó un grupo de porristas y Kim Yo-jong, la hermana del mandatario norcoreano y la primera persona perteneciente a la dinastía Kim en tocar suelo de Corea del Sur desde la década de los 50.

Yo-jong regresó a su país después de lograr lo impensable: el presidente Moon Jae-in accedió a encontrarse con su hermano en abril. No fue el único triunfo de la hermana de Kim. En el avión que lo llevaba de regreso a EE.UU., el vicepresidente Mike Pence le soltó a un periodista del Washington Post otra prueba del deshielo: “Si quieren hablar, hablaremos”.

La noticia fue recibida con escepticismo después de un año en el que el régimen comunista anunció que había probado con éxito una bomba de hidrógeno y realizó el lanzamiento de uno de sus misiles más sofisticados, el Hwansong 15, capaz, según las autoridades norcoreanas, de llegar a cualquier punto de territorio estadounidense.

Del lado de Estados Unidos, el presidente había empezado con “fuego y furia” si Corea del Norte continuaba sus pruebas balísticas y el 19 de septiembre, para después pasar a comparar el tamaño de su “botón nuclear” con el de Kim y finalmente, durante su discurso ante la Asamblea General de las Naciones Unidas, Trump cerró el año con una amenaza: llegó al punto de amenazar con “destruir totalmente a Corea del Norte”.

-¿Qué pasó después de los Olímpicos?-

Tras el éxito de los primeros acercamientos,  el gobierno surcoreano envió una delegación que fue recibida por Kim Jong-Un en persona. “Las botellas no paraban de llegar”, dijo uno de los asistentes al encuentro, al que también asistió el Consejero Nacional de Seguridad surcoreano, Chung Eui-yong.

Al final de esta semana, la visita de Chung Eui-yong a la Casa Blanca había sido opacada por los polémicos impuestos con los que Trump quiere grabar las importaciones de acero y aluminio y con la demanda que la actriz de películas adultas, Stormy Daniels, interpuso en contra del mandatario estadounidense. La invitación que Eui-yong llevó desde corea del norte y el hecho de que Trump la aceptara fuero los ingredientes de una de las noticias más inesperadas en una semana tumultuosa.

«Kim no invita a Trump para entregarle armas norcoreanas. Invita a Trump para demostrar que sus inversiones en capacidades nucleares y balísticas han obligado a Estados Unidos a tratarlo de igual a igual», afirmó el analista Jefrey Lewis.  En conversación con la AFP, el miembro del Instituto Middlebury de estudios estratégicos también recordó que durante 20 años el principal objetivo de Corea del Norte era lograr un escenario como este: en el que Estados Unidos se sienta con ellos para hablar de igual a igual.

En eso coincide Evan Medeiros, del Eurasia Group y ex asesor del presidente Obama: «Esencialmente le da (a Kim) un estatus de igualdad con el presidente estadounidense y fortalece su intento de que Corea del Norte sea reconocida como país nuclear de facto»

Actualmente, hay 3.000 tropas estadounidenses en la en la península coreana. A esa presión militar se suman los ejercicios navales que estados unidos coordina con las fuerzas surcoreanas. Corea del norte también tiene el agua al cuello por las sanciones económicas: solo el año pasado, las exportaciones norcoreanas experimentaron una reducción del 30%, lo que es todavía más grave en la cantidad de productos que llevaban a China, uno de sus aliados más importantes y donde a baja fue del 35%.

La resolución 2270 de Naciones Unidas, expedida en marzo de 2016 fue una de las primeras restricciones económicas que, en este momento impiden que Corea del Norte reciba combustible y le han puesto cerco global a a las exportaciones norcoreanas.

Andrei Lankov, del grupo Korea Risk, le dijo a la AFP que las sanciones que china empezaron aplicar contra el régimen de Kim estaban resultando “realmente duras”, sin embargo, el experto enfatiza en que desde su punto de vista, el objetivo principal del régimen norcoreano es ganar tiempo “Los norcoreanos hablarán mucho sobre la desnuclearización sin ninguna intención de abandonar sus arsenales nucleares», apuntó el experto.