Está demostrado: nada de lo que dice o hace un presidente de Estados Unidos se mantiene en secreto. The Washington Post acaba de publicar las conversaciones que Donald Trump mantuvo en enero con los mandatarios de México, Enrique Peña Nieto, y de Australia,  Malcolm Turnbull. Y sale  muy mal parado.

De acuerdo con las transcripciones, obtenidas por el diario, Trump le dijo a Turnbull que su llamada con el líder ruso Vladimir Putin fue más agradable que la que sostenía con él. «En lo que a mí respecta, ya es suficiente, Malcolm [sic]. Ya estoy al borde. Llevo todo el día haciendo estas llamadas, y esta es la llamada más desagradable en todo el día. La de Putin fue una llamada agradable. Esta es ridícula», espetó el inquilino de la Casa Blanca.

Trump discutía con Turnbull un acuerdo de inmigración firmado por su antecesor, Barack Obama, en el que el entonces presidente estadounidense se había comprometido a acoger a 1.250 refugiados de  Irán, Irak, Sudán y Somalia. Trump acusó a Australia e intentar exportar terroristas con ese acuerdo.

La transcripción también reveló contradicciones con las declaraciones que el Gobierno australiano hizo sobre dicho acuerdo, en concreto cuando afirmó que el pacto no implicaba acoger a refugiados procedentes de Estados Unidos a cambio.

«Acogeremos a quienes quieran», le dijo Turnbull a Trump. «Las únicas personas a las que no aceptamos son las que llegan por barco. Preferimos acoger a un tipo poco atractivo para ayudarles antes que recibir a un premio Nobel de la Paz que llegue por barco», aseguró.

Australia aplica una política muy restrictiva hacia los migrantes, denunciada por los defensores de los derechos humanos, pero que, según el Gobierno, permite salvar vidas.

Su Marina rechaza sistemáticamente los barcos de clandestinos, y quienes logran alcanzar sus costas son enviados a centros de internamiento fuera de Australia, como el de Manus, en Papúa Nueva Guinea. Aunque su petición de asilo se considere como legítima, no se les autoriza a instalarse en el país.

Turnbull se refirió este viernes a una conversación «franca y educada» con Trump y defendió su contenido con las siguientes palabras: «en ese ámbito, nuestra relación con Estados Unidos es una relación de asistencia mutua. Así que ayudamos a los estadounidenses y ellos nos ayudan».

México y el muro

El presidente también presionó al mexicano, Enrique Peña Nieto para que dejara de decir que México no pagará por el muro fronterizo que el magnate prometió en su campaña, un tema que ambos mandatarios analizaron el jueves tras filtrarse la información.

Según los doumentos publicados por The Washington Post, poco después de llegar a la Casa Blanca, Trump amenazó incluso a Peña Nieto con suspender todo diálogo bilateral si no alcanzaban un acuerdo sobre cómo manejar el asunto públicamente.

«Usted no puede decir más que Estados Unidos va a pagar por el muro», dijo el mandatario estadounidense a su colega, de acuerdo con la transcripción de una conversación mantenida el 27 de enero, una semana después de su llegada a la Casa Blanca y dos días después de firmar un decreto con directivas para iniciar la obra.

«No puede decir eso a la prensa», apuntó Trump, enfatizando: «Tengo que hacer que México pague por el muro, tengo que hacerlo. He estado dos años hablando de eso».

La construcción de un muro en la frontera sur de Estados Unidos fue un pilar del discurso electoral de Trump para luchar contra el crimen organizado, el tráfico de drogas y el ingreso de inmigrantes.

En la charla en enero, Trump reconoció las dificultades políticas internas que este tema supone para Peña Nieto y llamó a encontrar una «fórmula» para solucionar el tema.

«Ambos debemos decir ‘Vamos a resolverlo’. Encontraremos la fórmula de alguna manera. En lugar de que usted diga ‘No pagaremos’, y yo diga ‘No pagaremos'».

«(Pero) si usted va a decir que México no va a pagar por el muro, entonces no quiero reunirme más con ustedes porque no puedo vivir con eso», dijo Trump.

Peña Nieto replicó diciendo que el tema está «relacionado con la dignidad de México y el orgullo nacional» de su país.

«Mi posición ha sido y seguirá siendo muy firme diciendo que México no puede pagar por ese muro», dijo el presidente mexicano, aunque acordó «dejar de hablar sobre el muro» y «buscar una manera creativa de resolver este problema».