En el fútbol, la continuidad y la confianza a un mismo grupo de futbolistas es la clave del éxito. Por más que en algunos casos la rotación de nóminas es una alternativa para afrontar temporadas en las que hay participación en dos o más torneos, esa opción es válida siempre y cuando haya cantidad y calidad en la nómina. Y eso no es precisamente lo que tiene Miguel Ángel Russo en Millonarios, un equipo al que supo llevar a la cima hace menos de un año, cuando logró la estrella 15, pero que no ha podido consolidar en este 2018 por causa de las lesiones y el mal momento deportivo de algunos jugadores. En este semestre en particular, el equipo albiazul ha disputado 22 partidos (sumando Liga, Copa y Sudamericana) y el único futbolista que ha estado como titular en todos los encuentros ha sido el capitán, Andrés Felipe Cadavid. En las demás posiciones, el técnico argentino ha tenido que buscar alternativas, sin éxito, pues en la Liga Águila está con mínimas opciones de avanzar a las finales, en la Copa Sudamericana quedó eliminado nada menos que ante Santa Fe y en la Copa Águila se juega su futuro esta noche (7:45, por Win Sports), cuando intente remontar la semifinal que pierde 1-0 con Once Caldas.

Se podría decir que Millonarios se juega en este partido su año. La posibilidad de seguir con vida en un torneo que tiene como gran atractivo el cupo al repechaje de la Copa Libertadores 2019. Conseguir esa clasificación a un torneo internacional sería salvar la campaña, un buen punto de partida para trazar unos grandes objetivos para la temporada entrante, en la que los directivos tendrán que pensar en reforzar una nómina debilitada. Y eso lo demuestra la manera como el DT ha hecho las alineaciones.

Dos piezas importantes en el título obtenido en diciembre del año pasado ante Independiente Santa Fe, fueron el defensor uruguayo Matías de los Santos y el volante bogotano John Duque. Ambos sufrieron lesiones que les impidieron estar a disposición del cuerpo técnico en momentos claves. De los Santos y Duque solo han podido ser titulares en nueve de los 22 juegos del semestre, es decir, han participado en el 40,9 % de los partidos, y Russo no ha encontrado un reemplazo que lo convenza.

Además de ellos, en el departamento médico también se han reportado jugadores como César Carrillo, David Macalister Silva, Roberto Ovelar, Christian Huérfano y Santiago Montoya. Ovelar y Montoya fueron apuestas de la directiva para reforzar el plantel, pero por diversas razones no han cumplido con las expectativas. De Ovelar solo hay para destacar los goles que le hizo a Nacional y valieron el título de la Superliga, mientras que de Montoya no se puede decir lo mismo, porque cuando se comenzaba a coger confianza con el equipo, sufrió una lesión de ligamentos en su rodilla izquierda.

En esta temporada, los refuerzos tampoco han tenido un rendimiento esperado. El argentino Gabriel Hauche ha contado con el apoyo del técnico y disputado 14 de los 22 juegos como titular, sin embargo, tan solo ha marcado tres goles. Por su parte, el volante cartagenero Cristian Marrugo ha actuado en 13 compromisos, pero ha sido determinante en pocos pasajes de los partidos. Claro que Marrugo ha tenido que sacrificarse en posiciones diferentes a la suya por culpa de las lesiones de sus compañeros en el medio campo. En los pocos partidos en que se juntó con hombres como Carrillo y Macalister Silva tuvo buenas presentaciones.

En el juego defensivo, Millonarios ha pecado. Solo Cadavid. Los reemplazantes de De los Santos no han dado la talla y los laterales no ha sido determinantes, como en el semestre del título. Andrés Román ha sido el elegido para tomar el puesto de Jaír Palacios, quien por decisión técnica dejó de ser el titular. Por su parte, Felipe Banguero (lateral izquierdo) es el cuarto jugador con más partidos este semestre, pero le ha costado llegar al nivel superlativo que supo mostrar con la camiseta albiazul el año pasado.

Si no es por el arquero venezolano, Wuilker Fariñez, quien ha tapado en 17 de los 22 partidos, la situación deportiva sería más dramática. El joven, que no atajará esta noche porque está con la selección de su país, es sinónimo de seguridad, y así como el semestre pasado se le cuestionó por equivocarse en situaciones puntuales que al final terminaron costando los puntos necesarios para la clasificación entre los ocho finalistas, en este segundo torneo del año ha respondido a las expectativas.

En conclusión, no todo es culpa de Russo, quien trabaja con lo que tiene, y eso no es mucho. No hay de dónde elegir y las lesiones le han debilitado a una plantilla corta y con pocas figuras que en el pasado logró grandes resultados, más bien gracias a la capacidad del técnico como motivador que a las habilidades futbolísticas de sus dirigidos. Ahora, Russo no ha encontrado su equipo.