Samuel Sánchez (BMC), uno de los ilustres veteranos del pelotón español a sus 38 años, volvió a reencontrarse con el triunfo en la cuarta etapa de la Vuelta al País, en la meta de Orio, donde se mostró agradecido a «su» carrera y a aquel maillot naranja del desaparecido Euskaltel Euskadi que vistió 12 temporadas.

A «Samu», el campeón olímpico de Pekín 2008, no se le ha olvidado ganar. Con el maillot del BMC que le acogió en 2014 ha vuelto a levantar los brazos. Una victoria que se le negaba desde 2013, cuando ganó una etapa del Dauphiné. En Orio, a un paso del mar, llegó un momento mágico, especial.

«Me siento muy bien, muy feliz. Cada vez cuesta más ganar, y cuando lo consigues se disfruta más. Estoy cerca de dejar la bici, si no este año, será el que viene. Ganar ahora sabe mucho mejor», dijo el ciclista asturiano.

Y es que aquel crío que montaba en minimoto por el taller de su padre, aprendió una habilidad en las bajadas de la que ha tirado toda su vida profesional. Bajando de Aia y camino de Orio, Samuel Sánchez se aprovechó de la pelea entre Alberto Contador y Nairo Quintana para quemar la traca ganadora.

«He visto que la gente venía muy tocada y que hubo batalla entre los grandes favoritos. Aproveché para atacar, lo di todo y lo conseguí. Un sueño hecho realidad», dijo emocionado.

Samuel Sánchez, ganador de la ronda vasca en 2012 y con 15 participaciones en su palmarés, celebró con emoción su octavo triunfo en la «Itzulia», y se acordó de sus orígenes.

«Es la octava etapa que gano en mi Vuelta, donde he estado tres veces en el cajón. Esta es mi casa y ganar aquí, después de la desaparición del Euskaltel Euskadi, es algo muy especial», recalcó. A pesar de su experiencia en el ciclismo, el ciclista asturiano dijo que «parece mentira que me haya emocionado tanto».

Cuarto en la general a 9 segundos del holandés Wilco Kelderman, Samuel ya he hecho su Vuelta al País Vasco. Ha cumplido su objetivo y el del equipo BMC, que depositó su confianza en «Samu» para la general. Ahora, «ya veremos» qué pasa. De momento, ha vuelto a la gloria. A un paso de la retirada, si el «gusanillo» no dice lo contrario.