¿Cuántas historias de amor habrán nacido al son del Still Loving You o Wind of Change? La banda alemana Scorpions cuenta los secretos de sus baladas de rock: «una melodía que engancha y mucha, mucha emoción».

Scorpions publicó el año pasado Born To Touch Your Feelings, una compilación de adaptaciones de catorce baladas que les hicieron famosos (con más de 100 millones de álbumes vendidos) en 50 años de carrera.

Los fans desenfundarán los teléfonos móviles que desde el comienzo del milenio sustituyen a los mecheros de antaño para iluminar las salas de España (Las Palmas, Santa Coloma de Gramenet, Viveiro), Francia (París, Rennes, Colmar), Portugal (Lisboa) y Suiza (Locarno) que Klaus Meine hará vibrar este verano.

Más vale que las baterías estén cargadas a tope porque el espectáculo rebosa de canciones lentas, desde Send me an Angel a Wind of Change, pasando por Follow Your Heart o Eye of the Storm.

«Las baladas rock forman parte de nuestro ADN, pero nunca ha sido algo calculado. Sencillamente nos inspiraban los temas de Led Zeppelin (Stairway to Heaven), Deep Purple (Child in Time), The Who (Behind Blue Eyes)… Estos grupos tenían riffs (línea melódica pegadiza) geniales y una potencia roquera tremenda, pero también melodías increíbles», cuenta el vocalista Klaus Meine.

Para que una balada eléctrica sea un éxito «antes que nada se necesita un tema melódico que enganche y luego un estribillo imparable. Es la base. Después hay que dar amplitud a la canción. Soy un guitarrista pésimo, por eso los tengo excelentes en Scorpions, y hay que confiar en ellos para que le den alas».

Estas «alas» son «la llave que abre la puerta de las emociones», insiste el cantante de 70 años, espigado y de voz ligeramente ronca.

Romántico 

Para el baterista Mikkey Dee, tránsfuga del grupo Motörhead, la «balada de rock» se encuentra en las antípodas del speed metal que solía tocar. «¡Lo peor es que haces un álbum con 20 canciones rompedoras y una balada y la gente sólo se acuerda de ella!», exclama el sueco.

«Tocar estas canciones es un verdadero desafío, añade. Porque cuanto más se enlentece el ritmo más te quedas sin protección. No hay nada más fácil que meter la pata y todo el mundo lo oye inmediatamente. Cuando damos caña con un tema ‘hard’, aunque uno se equivoque en algo, no se aprecia».

«En lo que a mí respecta, no soy capaz de fingir, explica Klaus Meine. He debido cantar Still Loving You mil veces, pero para el público que nos va a ver esa noche será quizá la primera. Por eso si la canto bien les llegará al corazón. ¡Y no te creas que emociona sólo a las chicas!».

Años y años cantando Still Loving You y al líder de Scorpions le sigue llegando al alma.

«Esta nos gusta tanto como antes. Primero porque ¡es una canción soberbia! También porque la vibración de los fans nos dan escalofríos. Te transporta lejos».

Y hasta ha contribuido a aumentar la natalidad. «Al parecer hemos provocado un pequeño baby boom en Francia después de la salida de Still Loving You en 1984, comenta con una sonrisa Klaus Meine.

¿Hay alguna chica detrás de la canción?

«¡Ah, ah!», responde el cantante riendo. «En realidad un día paseaba, estaba nevando, era… romántico. Y la letra surgió sola. Me fui a toda prisa a casa para escribirla. Por fin tenía la letra que buscaba desde hacía cinco años, cuando nuestro guitarrista Rudolf Schenker compuso la melodía». «Bueno, tengo que reconocerlo: en casa me esperaba mi novia…»