Cada pasajero que se subía al taxi de Wang Mingqing escuchaba la misma historia: en 2015, el hombre de 49 años se volvió taxista para conocer a la mayor cantidad de personas posible e intentar dar con el paradero de su hija, desaparecida en 1994, cuando apenas tenía 3 años.

Por ese entonces, Wang tenía un carrito en el que vendía fruta en las calles de Chengdu. Le bastó con descuidarse durante pocos minutos para que su hija se desvaneciera entre la multitud.

Desde ese momento, el ingenio de Wang y el de su esposa se pusieron a prueba para tratar de encontrar a su hija, primero con carteles en las calles, después con ayuda de la policía y años después, tras haber verificado regularmente en hospitales y los albergues infantiles, Wang se puso tras el volante.

Su taxi era la muestra de que no iba a rendirse. En las ventanas del automóvil estaban los carteles con los que Wang y su esposa habían anunciado la desaparición de la pequeña Qifeng. Los afiches, sin embargo, escondían un problema: cuando la niña se extravío, sus padres no le habían tomado fotografías, por lo que tuvieron que valerse de las fotos de sus otros hijos para que la gente se pudiera hacer a una idea de cómo se veía la pequeña extraviada.

Según el diario oficial Chino People´s Daily, Wang calcula que  17.000 pasajeros se subieron a su taxi y escucharon la historia de su hija.  Esos miles de pasajeros, que de vez en cuando también recibían su tarjeta de presentación personal, ayudaron a multiplicar el alcance de la historia al compartirla en las redes sociales.

La policía china tampoco se rindió y, con el paso de los años, realizó pruebas de ADN a varias mujeres que encajaban en el perfil de la hija de Wang pero solo hasta el 1° de abril de este año ocurrió lo impensable.

A comienzos de este año una mujer llamada Kang Ying contactó al señor Wang después de ver en internet la fotografía con la que Wang llevaba años buscando a su hija. Sus padres adoptivos la habían encontrado vagando al lado de una carretera a pocos kilómetros de Chengdu, el pueblo en el sur occidente chino de donde Wang es originario.

“¡Mis esfuerzos de 24 años no se desperdiciaron! Mi hija ha sido encontrada, muchas gracias a todos” escribió Wang en sus redes sociales. Los primeros indicios de que había encontrado a su hija, como una pequeña cicatriz en la frente, fueron completamente confirmados por una prueba de ADN cuyos resultados se dieron a conocer esta semana.

Kan Ying, o Qifeng, ahora tiene 27 años, se reunió con su familia biológica este martes, acompañada de su esposo y sus dos hijos.