El 6 de febrero de 1958 el fútbol inglés sufrió una de las peores tragedias de su historia. El Manchester United se devolvía efusivo de Yugoslavia con un tiquete a la semifinal de la Copa de Europa, luego de empatar 3-3 ante Estrella Roja de Belgrado, uno de los clubes más prestigiosos y competitivos de la época. El marcador global terminó 5-4 a favor de los diablos rojos, que se preparaban para convertirse en el primer equipo de este país en quedarse con el torneo europeo.

El entrenador escocés Matt Busby, quien había sido jugador del Manchester City, se había encargado de armar un equipo prometedor. Él quería hacer historia en el fútbol inglés y buscaba crear una generación de jugadores jóvenes que se amoldaran al concepto que él tenía, que era el del fútbol ofensivo. Creía que eso era lo que merecían los aficionados del club. Los resultados comenzaron a llegar. Venían de conseguir dos ligas seguidas (1956 y 1957).

Sin embargo, de regreso a Inglaterra las cosas no salieron como las tenían planeadas. En Belgrado el vuelo se retrasó porque el extremo derecho Johnny Benny, quien sobrevivió a la tragedia, no encontraba su pasaporte. Por tal razón, los funcionarios del aeropuerto dieron la orden de descargar el equipaje para que Benny pudiera buscar allí.

Tras varios minutos por fin el equipo pudo abordar el vuelo. Su próxima parada era Múnich, pues debían reabastecer de gasolina el avión. Al llegar a la ciudad alemana, los 44 pasajeros del vuelo 609 de la empresa British European Airways se percataron de que las condiciones meteorológicas no eran las mejores.

La pista estaba cubierta de nieve. A pesar de esto el piloto James Thain, trató de despegar en dos ocasiones. En el segundo, los miembros de la tripulación notaron un ruido extraño en el motor. Por tal razón, les dieron la orden a los pasajeros de que descendieran mientras solucionaban el inconveniente. Más de un jugador, al ver que en la pista había poca visibilidad, confiaron en que ese 6 de febrero no iban a viajar. Duncan Edwards fue uno de ellos.

La joven promesa del fútbol, quien murió en la tragedia, envió un telegrama a su casa en el que aseguraba que todos los vuelos estaban cancelados y que a lo mejor volarían al día siguiente. Pero el piloto Thain seguía intentando, les pidió a todos que abordaran y les aclaró que había sido por la aguanieve que había en la pista. El avión, que se llamaba “Elizabethan” tomó mucho tiempo en despegar. Necesitaba una pista más larga.

El desenlace fue fatal. El ala izquierda de la nave y la cola chocaron con una casa deshabitada. La aeronave se partió a la mitad y de inmediato se incendió. 21 pasajeros murieron instantáneamente. El capitán del avión, Kenneth Rayment, murió unas semanas después, y Duncan Edwards, falleció 15 días después del accidente.

“Fue algo terrible, lo peor que puede pasar en el mundo del deporte: la pérdida de jóvenes jugadores en su apogeo. Todos estaban muy emocionados por lo que el United hacía en Europa; éramos los representantes del país. No sabía en qué lugar me encontraba. Todavía estaba en mi asiento, que de alguna manera se había desprendido del piso del avión. Creí que acababa de cerrar los ojos. Harry Gregg y Bill Foulkes me dijeron después que había estado inconsciente durante un cuarto de hora. Durante ese tiempo, ellos habían intentado ayudar a los demás pasajeros. Fue algo muy valiente lo que hicieron”, relató en MUTV Bobby Charlton, considerado por la FIFA como el mejor jugador inglés de todos los tiempos.

De aquella plantilla sobrevivieron el técnico Matt Busby, y los jugadores Johnny Berry, Jackie Blanchflower, Dennis Viollet, Ray Wood, Bobby Charlton, Bill Fpulkes, Harry Gregg, Ken Morgans y Albert Scanton. Además de dos periodistas, dos fotógrafos, tres miembros de la tripulación, entre ellos el capitán James Thain, y cuatro pasajeros que acompañaban al equipo.

Los días después del accidente fueron difíciles de entender para los sobrevivientes. “En la misma sala en la que estaba había un muchacho que tenía un periódico, y que me contó todo acerca del accidente. No hablaba inglés muy bien, pero se comunicaba con gestos. Yo repasé la lista de jugadores en mi mente, y él me dijo si estaban vivos o muertos”, recordó Charlton.

El estado de salud del técnico Busby era crítico debido a la gravedad de sus heridas. Logró ganarle la batalla a la muerte, sin embargo, el cuerpo médico le ocultó durante seis días la muerte de Edwards, pues temían que sufriera un quebranto. 71 días después regresó a casa. Pero dejó claro que no quería volver a saber de fútbol.

Pero el balompié volvió a hacer magia. Tras el Mundial de Suecia 1958, el primero que se transmitió por televisión, Busby decidió que regresaría a las canchas. Y que en honor a las personas que perdieron la vida en el accidente iba a construir el mejor Manchester United de todos los tiempos. Y lo consiguió.

“Sabíamos que la reconstrucción iba a tomar mucho tiempo. Busby dijo que pasarían cinco años antes de que pudiéramos ganar alguno de los trofeos importantes. Casi exactamente cinco años después, estábamos alzando la Copa de la FA. Y 10 años después fuimos campeones de Europa. El ganar la Copa Europea fue una deuda de gratitud con los que murieron – ellos habían comenzado la causa por la que ahora estábamos luchando”, concluyó Charlton, ganador del Balón de Oro de 1966.

¿Quiénes fallecieron en la tragedia?

Futbolistas: Geoff Bent, Roger Byrne, Eddie Colman, Mark Jones, David Pegg, Tommy Taylor y Liam Whelan. Duncan Edwards sobrevivió al accidente, pero falleció 15 días después.

Directivos y cuerpo técnico: Walter Crickmer (secretario), Bert Whalley y Tom Curry.

Periodistas: Alf Clarke (Manchester Evening Chronicle), Don Davies (Manchester Guardian), George Follows (Daily Herald), Tom Jackson (Manchester Evening News), Archie Ledbrooke (Daily Mirror), Henry Rose (Daily Express), Eric Thompson (Daily Mail) y Frank Swift (News of the World y exportero del Manchester City).

Tripulación: Capitán Kenneth Rayment (copiloto) y Tom Cable (tripulación).

Otros viajeros: Bela Miklos (agente de viajes) y Willie Satinoff (aficionado).