Las fuerzas militares continuaban impidiendo este miércoles el acceso a la zona del distrito afgano de Achin, donde hace seis días Estados Unidos lanzó una megabomba contra un bastión de los yihadistas del grupo Estado Islámico (EI), constató la AFP.

Según las fuerzas estadounidenses desplegadas en el país bajo mandato de la ONU, se están llevando a cabo «evaluaciones» en la zona donde cayó la bomba GBU-43, la más potente del arsenal convencional del país norteamericano.

Los medios, entre ellos la AFP, no tienen acceso al lugar del impacto, alimentando las incógnitas sobre el efecto real de la bomba que según el balance oficial dejó 96 yihadistas muertos pero ninguna víctima civil.

La población y las fuerzas afganas también tienen prohibido entrar en la zona, vigilada por fuerzas estadounidenses.

Ahmad Jan, un habitante de Achin que huyó de la región con su familia en dirección a Jalalabad, la capital provincial, antes de que cayera la bomba explicó a la AFP que no tiene noticias de sus familiares.

«Nadie puede ir, han bloqueado totalmente el acceso. No sé si mi casa ha sido destruida. No me han enseñado ni un solo cuerpo», dijo.

Según el general jubilado y experto militar Atiqullah Amarjail, el ejército estadounidense necesita probablemente tiempo para analizar el impacto y recoger los restos de la bomba, de seis metros de largo y cargada con nueve toneladas de explosivos.

«No es un bomba cualquiera. Lleva explosivos especiales, que se pusieron a prueba por primera vez en una zona montañosa. Creo que los expertos estadounidenses están trabajando en el terreno para evaluar los efectos y el impacto», señaló a la AFP.

El bombardeo estuvo precedido por intensos combates en los que murió un soldado estadounidense.

Los yihadistas del EI, están implantados en Afganistán desde mediados de 2015, principalmente en el este del país.