Son tan altas las metas deportivas de Nairo Quintana, que su segundo lugar en el pasado Giro de Italia le pareció una derrota. Un podio que para cualquier ciclista profesional sería de gran orgullo, a él y a su equipo les supo a poco.

Haber terminado apenas a 31 segundos del holandés Tom Dumoulin en el Giro más rápido de los últimos años le dejó lecciones importantes al pedalista boyacense de 27 años de edad, quien desde el próximo sábado intentará poner en práctica todo lo que ha aprendido, cuando comience la edición 104 del Tour de Francia, con un prólogo de 14 kilómetros por las calles de Dusseldorf, Alemania.

Podio en sus tres participaciones previas en la Grande Bouclé (segundo en 2013 y 2015, y tercero en 2016), Quintana es uno de los favoritos al título, tal vez un escalón por debajo del británico Chris Froome, triple ganador en los Campos Elíseos (2013, 2015 y 2016).

Los otros candidatos fuertes son el francés Romain Bardet, del equipo AG2R, segundo en la pasada edición; el español Alberto contador, el australiano Richie Porte y el italiano Fabio Aru.

El Tour 2017 tendrá un recorrido innovador, el más extraño y variado desde que los ciclistas colombianos lo afrontan. Serán 3.500 kilómetros, divididos en 21 etapas, dos de ellas a cronómetro y cinco con llegadas en ascenso.

El director general de la competencia, Christian Prudhomme, reconoció que “será una carrera menos montañosa que las anteriores, pero solamente en cantidad, porque la calidad y la dureza de los ascensos harán muy dura la ruta”.

“Para mí, Froome sigue siendo el máximo favorito. Siempre está fuerte en el Tour, se le da bien y va a llegar al ciento por ciento. A Porte le he visto muy bien y ha demostrado cosas como para considerarlo un gran aspirante. Luego, Contador o Bardet serán rivales muy peligrosos, como siempre”, admitió Nairo, quien se ha subido al podio en seis de las nueve grandes que ha disputado, pues ganó el Giro 2014 y la Vuelta 2016, además del segundo lugar en Italia este año. Como si fuera poco, fue cuarto en España, en 2015.

Sin embargo, para el boyacense el Tour siempre ha sido su gran obsesión. Comenzó a soñar con ganarlo cuando se impuso en el Tour de L’Avenir, en 2010. En esa carrera entendió que tenía con qué pelearles de tú a tú a los mejores pedalistas del mundo.

En los años pasados, Quintana y el equipo Movistar enfocaron su preparación exclusivamente en el Tour. Apostaron a que el colombiano llegara a julio en su mejor forma. Y en 2016 no fue así. De hecho, fue meses después cuando estuvo intratable y se coronó en la Vuelta a España. Por eso, este año decidieron cambiar de estrategia. Primero optaron por correr el Giro del centenario e intentar ganarlo. Y también modificaron el calendario de carreras previas.

En Italia, Nairo no defraudó. Fue protagonista y peleó el título hasta la última jornada, ante dos rivales que se jugaban allí toda la temporada, Tom Dumoulin y Vincenzo Nibali. No logró el máximo objetivo, pero siguió demostrando gran clase y sumó 3.600 kilómetros en sus piernas, un dato no menor, teniendo en cuenta que el colombiano va de menos a más a medida que pasa la temporada y su cuerpo acumula esfuerzo.

La semana pasada, Nairo y sus entrenadores estuvieron recorriendo un par de fracciones de las que se disputarán en los Alpes. Afrontó los mismos ascensos de la decimaséptima jornada, con llegada en Serre Chevalier y que incluye el paso por el Telegraph y el Galibier, así como la 18, la etapa reina, con meta en Izoard.

Al boyacense le llama la atención que estén tan intercaladas las jornadas de montaña con las de terreno plano, lo que les dará opciones a todo tipo de corredores y podría generar sorpresas. “Hay que llegar 0-0 a la segunda semana”

Quintana, quien admite que es “un error” descartar a otros rivales, como Simon Yates, Esteban Chaves y el propio Jacob Fuglsang, tiene clara su estrategia en este Tour.

No está preocupado por las etapas a cronómetro, que a diferencia del Giro, son cortas y poco decisivas. La primera es de apenas 14 kilómetros, en la jornada inaugural, y la segunda sobre 22,5 kilómetros en Marsella, un día antes del final, para cuando, según Nairo, “el ganador de la carrera ya debería estar muy definido”. En Italia sufrió durante 69 kilómetros contra el reloj.

Nairo cree que en la primera semana, con mucho terreno llano, “hay que estar lo más atento posible en cada etapa, para intentar llegar a la montaña con un 0-0 respecto a los rivales”.

Luego, en los Pirineos, debería comenzar a mostrarse. “Es una semana dura. Para mí es especialmente complicada la etapa de Peyragudes. Son 214 kilómetros y va a ser un día de mucho desgaste, porque estás muchas horas subiendo y bajando puertos de gran intensidad”.

En esas fracciones es en las que necesitará la colaboración de su equipo, cuestionado por su trabajo en el Giro, pues no le dio la mano en los momentos definitivos de la prueba.

“Tengo confianza en mis compañeros, llevamos varios años siendo el mejor equipo del mundo. Tenemos corredores para el llano y para la subida. Además, tengo la experiencia y la madurez de Alejandro Valverde, algo que solo me puede dar él”, admitió Quintana, para quien a la tercera y última semana “la carrera llegará ya muy seleccionada y se acabarán de definir las posiciones”.

Froome, confiado

Mientras el boyacense admite el favoritismo de Froome, el británico parece seguro de tener con qué superar a sus rivales sin grandes dificultades. Este año ha corrido menos que los anteriores, por lo que parece llegar fresco. “Realmente estoy enfocado en el Tour. En otras temporadas les di mayor relevancia a las pruebas previas, pero ahora solo quiero ganar en Francia”, señaló esta semana, mientras se dedicaba a rechazar ante los medios de comunicación acusaciones de dopaje. El líder del equipo Sky, de 32 años, le aseguró al periódico The Guardian no haber tomado nunca el corticoide triamcinolona.

Sin embargo, sí se benefició de dos autorizaciones por uso terapéutico (AUT) en 2013 y 2014, para inyectarse prednisolona, un esteroide antiinflamatorio que se suele recetar en casos de alergia. El triple ganador del Tour y segundo en 2012 detrás de su compañero Bradley Wiggins, tendrá como gregario al colombiano Sergio Luis Henao, quien será su soporte en las montañas.

Otro escarabajo del que habrá que estar atentos es Esteban Chaves, colíder del equipo Orica, a quien una tendinitis en una rodilla no le ha permitido prepararse adecuadamente para el primer Tour de su carrera. Aunque hace 15 días participó en el Criterium del Dauphiné, el bogotano aún está lejos de su mejor nivel. No obstante, su equipo confía en que se muestre en las etapas montañosas y, por qué no, pelee un lugar en el podio.

Con similares expectativas irá Rigoberto Urán, del Cannondale, quien espera por fin redondear una buena prueba de tres semanas en los últimos años.

El vallecaucano Járlinson Pantano también participará, aunque su misión será única y exclusivamente ayudarle a su líder en el equipo Trek, Alberto Contador. El español podría ser el hombre clave de la carrera. Su estilo siempre audaz lo hace impredecible. Será él, seguro, el primero en atacar en la montaña. Ha dicho que este podría ser su último Tour y querrá irse por la puerta grande. Tiene con qué hacer explotar la carrera y parece haber encontrado una escuadra que lo respalda.

En los próximos días se oficializarán las nóminas definitivas de los 22 equipos que disputarán la prueba y todo parece indicar que además de Quintana, Chaves, Henao y Pantano, Darwin Atapuma y Carlos Betancur también serán de la partida.

La ausencia de Gaviria

Una de las grandes figuras del pasado Giro de Italia fue el antioqueño Fernando Gaviria, ganador de cuatro etapas y campeón por puntos. Su equipo, el Quick-Step, tenía planeado que estuviera en el Tour, pero contaba con que apenas correría una semana en Italia. Al final sumó muchos más kilómetros de lo esperado para poder llegar vestido de morado a Milán.

Ante su ausencia, el duelo de los embaladores y la disputa de la camiseta verde tendrá a Peter Sagan como protagonista. El eslovaco espera conseguir su sexta corona y para ello deberá superar al australiano Michael Matthews, el belga Greg van Avermaet, los alemanes John Degenkolb y Andre Greipel , además de los noruegos Alexander Kristoff y Edvald Boasson Hagen, los franceses Arnaud Demare y Nacer Bouhanni, y el británico Mark Cavendish.

Con un buen número de llegadas masivas, los embalajes serán un verdadero espectáculo este año, en el que una vez más Francia espera una victoria final que no consigue desde 1985, cuando Bernard Hinault celebró en París. Ahora sus cartas, menos ilustres, son Romain Bardet y Thibaut Pinot.