El presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, aseguró que las fuerzas armadas de su país han logrado recuperar 6.000 kilómetros cuadrados que estaban bajo control de los rusos en lo que va de septiembre. Los anuncios se empezaron a conocer desde la semana pasada y, conforme han pasado los días, las cifras han ido en aumento. Para el jueves 8 de septiembre, el mandatario hablaba de una recuperación de 1.000 km cuadrados. Sin embargo, un día después, la agencia Reuters informó que el comandante en jefe del ejército de Ucrania dijo que se había recuperado el control de más de 3.000 km cuadrados desde principios del mes.

¿Qué ha dicho Rusia?

Según comentaron los ucranianos, para el sábado 10 de septiembre ya se habían liberado más de 30 asentamientos en la región de Járkov y habían ingresado a dos ciudades controladas por los rusos: Izyum y Kupiansk. El ministerio de Defensa ruso confirmó la retirada de esos dos centros urbanos, argumentando que esa salida le permitiría a sus fuerzas reagruparse.

Además, el principal representante de Rusia en la región ocupada reconoció que las fuerzas ucranianas obtuvieron una victoria significativa, así como los rusos aceptaron que los ucranianos los superaron en una proporción de ocho a uno en la operación de la contraofensiva de la última semana. Según las imágenes de los corresponsales de la BBC, parece ser que los rusos abandonaron cantidades importantes de equipamiento y de municiones tras la salida de las zonas que controlaban desde las primeras semanas de la guerra.

Los avances de Kiev

Entretanto, Ucrania trata de avanzar en el sur. La atención está en Jersón, la primera ciudad ocupada por las fuerzas rusas después de la invasión y que los ucranianos están tratando de recuperar con artillería de largo alcance. Esta zona es clave si Moscú intenta controlar el puerto de Odesa, pues le daría acceso al mar Negro, además de ser el principal proveedor de agua de Crimea, la península anexada por Putin en 2014.

La presión sobre Vladimir Putin

Lo cierto es que la contraofensiva de Ucrania ha provocado conmoción en Rusia y el círculo cercano de Putin está tratando de contenerla. Incluso, el portavoz del Kremlin advirtió que cualquier crítica, venga de opositores o de ultranacionalistas, será susceptible de ser juzgada.

“Es una guerra, no una operación especial. Hace falta una movilización general”, advirtió el líder del Partido Comunista, Guennadi Ziugánov, el gran bastión histórico de Putin entre los demás partidos fieles al presidente ruso. “La guerra y la operación especial son de raíces diferentes. Puedes detener la operación especial, pero no puedes detener la guerra aunque quieras. Esta tiene dos resultados: la victoria o la derrota. La de vencer en el Donbás es la cuestión de nuestra supervivencia histórica. Todos en este país deberían valorar de manera realista lo que está sucediendo”, agregó ante el Parlamento ruso.

Y aunque el partido se desdijo de lo dicho por Ziugánov, alegando, a través de su secretario de prensa, que “él llamó a movilizar la economía y al sistema político, no a movilizar la población del país”, las exigencias de una llamada a filas general llegan incluso del propio partido de Putin. “Sin la movilización total, la creación de cimientos militares, incluso en la economía, no lograremos los resultados adecuados [en Ucrania]. El hecho es que la sociedad debería estar lo más unida posible y dispuesta para la victoria”, dijo Mijaíl Sheremet, miembro del Comité de Seguridad y Anticorrupción.