Minneapolis vivió una tercera noche de violentas manifestaciones en reacción a la muerte del afroamericano George Floyd, quien murió el pasado lunes a manos de la policía en una evidente muestra de abuso de la fuerza policial. Las protestas del jueves concluyeron el incendio de una comisaría de la policía local.

Miles de personas presenciaron el incendio en la zona norte de la ciudad, después de que algunos manifestantes derribaron las barreras que protegían el edificio y rompieron las ventanas del edificio. Los policías de la comisaría habían salido antes del incendio, según las autoridades por «seguridad» de su personal, informaron en un comunicado de prensa.

La violenta reacción de los manifestantes llevó a que el presidente estadounidense, Donald Trump, amenazara con una intervención militar en la ciudad en un tuit. El mandatario elevó aún más el tono en un segundo mensaje en el que sugirió que “cuando comienza el saqueo, comenzará el tiroteo”, razón por la que la red social Twitter lo señaló de glorificar la violencia.

Las manifestaciones habían sido hasta ahora mayoritariamente pacíficas, con las multitudes contenidas por las fuerzas de seguridad, pero en las últimas horas hubo saqueos en una treintena de tiendas e incendios en los alrededores de la comisaría donde trabajaban los policías involucrados en el caso. Y las autoridades respondieron con el uso de gas lacrimógeno.

La muerte el lunes de Floyd generó indignación luego de una serie de crímenes policiales contra la comunidad afroestadounidense.

Y también en la ciudad vecina de Saint Paul la policía tuvo que hacer un recuento de daños. «Sabemos que hay mucha cólera. Sabemos que hay muchas heridas. Pero no podemos tolerar que algunos aprovechen la ocasión para cometer delitos», deploró el director de policía de esa localidad, Todd Axtel.

El gobernador del estado de Minnesota firmó un decreto para autorizar la intervención de la guardia nacional y el envío de 200 policías estatales y helicópteros.

«La muerte de George Floyd debe generar justicia y reformas fundamentales, no más muertes y destrucción», dijo el gobernador Tim Walz en un comunicado el miércoles.

Floyd, de 46 años, murió el lunes por la noche justo después de ser detenido por la policía, que sospechaba que había querido falsificar un billete de 20 dólares. Durante la detención, un oficial lo mantuvo en el suelo presionando su rodilla sobre su cuello durante varios minutos. «Ya no puedo respirar», se le escucha decir a Floyd en un video que se volvió viral. Tras quedar inmóvil, el hombre fue trasladado a un hospital, donde declararon su muerte.

Los cuatro agentes involucrados en el arresto de Floyd fueron despedidos y las autoridades locales y federales están investigando el caso. Pero aún no se han presentado cargos, lo que alimenta la ira y la frustración.

«Estos policías deben ser arrestados de inmediato», dijo Philonise Floyd en CNN, exigiendo entre sollozos la pena de muerte para los responsables de la muerte de su hermano.

«La gente está cansada de ver morir hombres negros, constantemente, una y otra vez», agregó. «Me gustaría que los (manifestantes) fueran pacíficos, pero no puedo obligarlos, es difícil».

La Alta Comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, instó a Estados Unidos a tomar «medidas serias» y «garantizar que se haga justicia» tras «este último de una serie de asesinatos de afroamericanos desarmados, cometidos por policías estadounidenses».

La Comisión Interamericana de Derechos Humanos, órgano de la OEA, condenó la muerte «debido al uso excesivo de la fuerza por parte de la policía». Y, en una serie de tuits, citó estadísticas que indican que los afrodescendientes en Estados Unidos tienen tres veces más probabilidades de ser asesinados que los blancos.

El caso recuerda el de Eric Garner, un hombre negro que murió en 2014 en Nueva York después de ser asfixiado durante su arresto por un policía blanco. Garner también había dicho «no puedo respirar», una frase que se ha convertido en un grito de guerra del movimiento ‘Black Lives Matter’ (La vida de los negros importa).

Minnesota también estuvo marcada por la muerte en 2016 de un automovilista negro, Philando Castile, asesinado a tiros durante un control policial ante los ojos de su compañera y una niña.

Los reverendos Jesse Jackson y Al Sharpton, emblemáticas figuras en la lucha por los derechos civiles viajaron a Minneapolis el jueves para rendir homenaje a Floyd. Y el primero convocó protestas en todo el país.

Mientras que el jefe de policía de Minneapolis, Medaria Arradondo, admitió el jueves que hay un «déficit de esperanza» en su ciudad y que su departamento había contribuido a eso.