El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció este miércoles el envío de refuerzos policiales y de soldados de la Guardia Nacional para detener los “saqueos y la anarquía” en Kenosha, donde dos hombres murieron durante las protestas que exigían justicia para Jacob Blake. El momento en el que se dan las manifestaciones es crítico, teniendo en cuenta que durante estos días se está llevando a cabo la convención republicana en la que Trump ya fue confirmado como candidato presidencial para las elecciones de este noviembre. Desde ya cualquier movimiento puede repercutir en la decisión de los estadounidenses.

En comparación con los demócratas, que la semana pasada contaron en su convención con la intervención de los expresidentes Jimmy Carter (1977-1981), Bill Clinton (1993-2001) y Barack Obama (2009-2017), así como figuras de estatura para arropar al candidato Joe Biden, en la republicana hay menos representantes de alto rango y se ha recurrido a familiares de Trump, personalidades de su entorno y a ciudadanos anónimos para ocupar las dos horas diarias de convención.

Sobre las protestas el mandatario afirmó en su cuenta de Twitter: “No toleraremos saqueos, incendios provocados, violencia y anarquía en las calles estadounidenses”. Esta es su primera reacción desde que Blake, un ciudadano negro, resultó gravemente herido por la policía el domingo en esa ciudad del estado de Wisconsin.

«HOY -siguió-, enviaré agentes federales y de la Guardia Nacional a Kenosha, Wisconsin, ¡para restaurar la LEY y el ORDEN!».

…TODAY, I will be sending federal law enforcement and the National Guard to Kenosha, WI to restore LAW and ORDER!— Donald J. Trump (@realDonaldTrump) August 26, 2020

Tony Evers, gobernador de Wisconsin, autorizó hoy el despliegue de la Guardia Nacional, un cuerpo militar en la reserva que debe ser activado por los gobernadores de los estados, en apoyo a las fuerzas del orden locales.

Al menos dos personas fallecieron y una resultó herida en la tercera noche consecutiva de protestas raciales en Kenosha desde que el domingo un policía disparara siete veces en la espalda al afroamericano Jacob Blake, que se teme que haya quedado parapléjico.

El comandante Norman Johnson, jefe de la policía de Antioch, una población a unos 20 kilómetros de Kenosha, anunció este miércoles la detención de un joven, que no ha sido identificado por tratarse de un menor, como sospechoso de las muertes de la noche del martes.

Durante la pasada noche, cuando entró en vigor un toque de queda a partir de las 20.00 hora local (01.00 hora GMT), los manifestantes se enfrentaron a la policía en las inmediaciones del juzgado del Condado de Kenosha, en el centro de la población, lanzando botellas, piedras y bengalas a los agentes, que respondieron con gases lacrimógenos y pelotas de goma.

Conforme fueron avanzando las horas, un grupo de manifestantes se trasladó a las proximidades de una gasolinera donde había varios hombres con armas de fuego, que aseguraron que estaban protegiendo la instalación y que empezaron a discutir con los participantes en la protesta, indicó el diario The New York Times.

Pasada la medianoche se registraron disparos fuera de la gasolinera y hubo dos muertos y tres heridos. Las autoridades investigan ahora este suceso.

Las protestas se han desencadenado después de que se le disparara a Blake siete siete veces en la espalda por parte de un policía blanco el domingo cuando se alejaba de los agentes, sin aparentemente representar una amenaza, y mientras abría la puerta de un vehículo SUV donde estaban sus tres hijos menores de edad, en una escena que fue captada por las cámaras de los teléfonos móviles de testigos.

El padre de la víctima, que se llama también Jacob Blake, lamentó que la policía disparara “siete veces, siete veces, como que él no importaba. Pero mi hijo sí importa. Es un ser humano, y él importa”.

Estos incidentes se producen después de EE.UU. viviera una ola de protestas raciales en distintas ciudades tras la muerte el 25 de mayo de George Floyd, un hombre de raza negra, asfixiado por un policía blanco, que presionó su rodilla contra su cuello durante 8 minutos y 46 segundos.