¿Qué está buscando el régimen de Corea del Norte con sus provocaciones? Este viernes Kim Jong-un  volvió a realizar el lanzamiento de un misil desde una base de tierra. Y como suele suceder con los ensayos balísticos norcoreanos, este también fracasó. Según las propias autoridades estadounidenses, más allá del fallo, el misil balístico, «no implica una amenaza».

Pero aunque no lo sea, lo cierto es que es una acción muy arriesgada, teniendo encuenta, que Donald Trump ha aumentado la presión sobre Pyongyang y ha afirmado que «hay riesgo de un gran, gran conflicto con ese país».

Su secretario de Estado, Rex Tillerson, incluso pidió ante el Consejo de Seguridad de la ONU una acción global para evitar “consecuencias catastróficas”. “El riesgo de ataque nuclear a Seúl o Tokio es real y es solo una cuestión de tiempo que Pyongyang desarrolle su capacidad para alcanzar tierra estadounidense”, sentenció Tillerson. Corea del Norte respondió probando un nuevo misil.

“No actuar ahora puede traer consecuencias catastróficas. Todas las opciones para responder a una provocación futura están sobre la mesa”, dijo el secretario de Estado.

El régimen de Kim se ha impuesto como reto tener un misil intercontinental. Y aunque ese objetivo le ha sido esquivo, sí dice tener armas nucleares, específicamente una bomba atómica de 30 kilotones (dos veces la de Hiroshima) y una potencia balística suficiente para amenazar a Corea del Sur y Japón.

Ante la escalada, recientemente, Kim In Ryong, embajador norcoreano en la ONU, dijo que se «ha creado una situación peligrosa en la que podría estallar una guerra termonuclear en cualquier momento en la Península y supone una grave amenaza para la paz y seguridad mundial».

Tillerson presionó este viernes ante el Consejo de Seguridad de la ONU para darle una respuesta más dura a  orea del Norte, en tanto pidió a China que ejerza su «influencia económica» para controlar a su aliado.

Fue el bautizo de fuego para el discreto Tillerson, quien encabeza en la sede de las Naciones Unidas en Nueva York su primera reunión ministerial de los 15 miembros del Consejo dedicada a la crisis con Pyongyang. Después prevé reunirse con su homólogo chino Wang Yi.

Tillerson defendió ante el Consejo que «todas las opciones» de respuesta a los ensayos balísticos y nucleares de Corea del Norte «deben permanecer sobre la mesa».

«La amenaza de una ataque nuclear contra Seúl o Tokio es real, y probablemente solo es un problema de tiempo antes de que que Corea del Norte desarrolle la capacidad de atacar territorio estadounidense», dijo el diplomático.

Como una señal de la urgencia para Estados Unidos, cuyos territorios como Hawai o la costa noroeste podrían ser alcanzados por misiles de Corea del Norte, Tillerson dijo en una entrevista con la radio pública NPR antes de la sesión que su país no excluye un diálogo directo con ese país.

«Obviamente, esa sería la manera que nos gustaría resolver esto», dijo Tillerson.

Pero Pyongyang «debe estar listo para hablar con nosotros sobre la agenda correcta», esto es la desnuclearización de la península coreana y no solo un congelamiento de su programa nuclear, agregó.

Pyongyang se había comprometido en 2003 a participar en negociaciones en con Corea del Sur, Japón, Rusia, Estados Unidos y China, pero estas conversaciones fracasaron en 2009 y el gobierno de Barack Obama no dejó de emitir sanciones y guiños para relanzar las charlas durante los siguientes ocho años.

Pero el régimen comunista multiplicó sus ensayos de misiles balísticos, realizando incluso cinco ensayos nucleares subterráneos, de ellos dos en 2016.

La «influencia» de China

El canciller chino Wang Yi respondió a los llamados de Tillerson, lanzando una advertencia contra acciones militares en respuesta a la amenaza que plantea Pyongyang.

«El uso de la fuerza no resuelve las diferencias y solo llevará a mayores desastres», expresó Wang.

Como en el gobierno de Obama, el equipo de Donald Trump cuenta con China para hacer entrar en razón a su aliado norcoreano.

Tillerson reiteró sus llamados a Pekín para que ejerza su «influencia económica» para obligar a Corea del Norte a detener sus programas armamentísticos.

«Nosotros debemos hacer nuestra parte, pero China representa el 90% del intercambio comercial norcoreano; China tiene una influencia económica sobre Pyongyang única y su papel es particularmente importante», afirmó el diplomático estadounidense.

Yi estimó que el diálogo con Corea del Norte es la única vía para intentar resolver la crisis con Pyongyang.

«El diálogo y las negociaciones representan la única opción correcta, realista y viable», dijo el ministro chino, quien alabó la necesidad de la «desnuclearización de la península y la conservación del régimen internacional de no proliferación nuclear» para «evitar el caos» en la región.

Riesgo de confrontación

En tanto, Rusia advirtió contra la imprudencia. En comentarios al parecer dirigidos a Washington y Pyongyang, el vicecanciller ruso Gennady Gatilov dijo que «la retórica temeraria ha llevado a una situación en la que todo el mundo se pregunta seriamente si va a haber una guerra o no».

Tras llegar al poder el 20 de enero, el gobierno de Trump bajó el tono de sus amenazas de recurrir a la fuerza y privilegió las gestiones diplomáticas, pese a que hace varias semanas Washington y Pyongyang se lanzaron amenazas de una acción militar.

El presidente estadounidense reiteró la noche del jueves su preferencia por una solución negociada, subrayando el riesgo de una confrontación militar.
«Hay una posibilidad de que terminemos teniendo un conflicto realmente mayor con Corea del Norte. Absolutamente», dijo Trump a la agencia de noticias Reuters. «Nos gustaría resolver las cosas por la vía diplomática, pero es muy difícil».

En la entrevista con RPN, Tillerson reiteró los objetivos de Washington: «No buscamos un cambio de régimen, no buscamos un colapso del régimen, no buscamos una reunificación acelerada de la península. Lo que buscamos la desnuclearización de la península coreana».

Cualquiera sea el caso, Estados Unidos y «otros países estarían listos para ayudar (a Corea del Norte) en el camino al desarrollo económico para convertirse en un elemento estable y asegurar una Asia del noreste próspera», dijo en tanto a FoxNews.

Trump provocó el jueves una polémica con su aliado Corea del Sur al sugerir que Seúl debería pagar por el escudo antimisiles estadounidense que está desplegando para contrarrestar la amenaza de Corea del Norte y cuyo costo asciende a 1.000 millones de dólares.

Los primeros elementos del sistema THAAD (Terminal High Altitude Area Defense) ya llegaron al campo de golf donde se instalará, a 250 km al sur de Seúl, lo que provocó las protestas de Pekín.

Pero Seúl respondió que según los términos de los acuerdos sobre la presencia militar estadounidense en el país, Corea del Sur provee el terreno para el sistema THAAD y las infraestructuras, mientras que Washington paga por su despliegue y su funcionamiento.

«No hay cambios a esta posición», dijo el ministerio de Defensa surcoreano en un comunicado.

Con información de AFP