Pese a que la promesa de una tregua en Siria entre el gobierno de Bashar al-Asad y las fuerzas opositoras (reunidas bajo la Comisión Suprema para las Negociaciones) puede abrir expectativas de una solución política, el presidente Barack Obama, cuyo gobierno intermedió en el cese al fuego que comienza hoy, se mostró cauto y redujo el optimismo en una reciente declaración: “Ninguno de nosotros tiene ilusiones. Hay muchas trampas y razones potenciales para estar escépticos”.

Obama reconoce que desde 2011 se han hecho por lo menos ocho intentos para detener las hostilidades en Siria, que en cinco años han cobrado la vida de 270.000 personas y han desplazado a millones hacia Europa y otros países de Medio Oriente. El presidente de Rusia, Vladimir Putin, el otro mediador, se presentó también precavido: “Comprendemos y nos damos cuenta de que será un proceso complicado e incluso quizá contradictorio, pero no existe otra vía más que encaminarse a una solución pacífica”. A la tregua se unieron también las fuerzas kurdas, que se enfrentan a un mismo tiempo al gobierno sirio y al Estado Islámico.

Pero hay varios reparos de la oposición que hacen pensar que el cese al fuego tendría un destino similar a los anteriores. Una de las condiciones de los grupos opositores (cerca de 100, además del Ejército Sirio Libre) es que Rusia deje de bombardear zonas regentadas por miembros de su facción bajo el pretexto de la “lucha contra el terrorismo”. Y justo allí, bajo ese nombre, la lucha podría continuar. Para hacer seguimiento al cese al fuego, Rusia y Estados Unidos crearon un Grupo de Trabajo internacional que, entre otros objetivos, definirá un mapa de las zonas excluidas del alto al fuego por la presencia de grupos extremistas como el Estado Islámico, el frente Al Nusra y otras bandas menores.

Estos grupos, que cuentan como un contingente masivo en el conflicto sirio, fueron excluidos de la tregua. Representantes de la oposición, en conversación con el diario inglés The Guardian, dijeron que temen que, al crear dicho mapa, queden por fuera zonas donde se encuentran tanto los rebeldes como los extremistas. Zonas que podrían llamarse grises, donde no existe un mando específico y donde el gobierno sirio, con la ayuda de Rusia, podría seguir atacando. De hecho, el gobierno de Al-asad declaró hace poco que, a pesar del cese, los ataques continuarían en Daraya, al sur de Siria, donde gobiernan los opositores.

El cese presupone el acceso de ayuda humanitaria a zonas donde los civiles están sitiados y el término de ataques con armas de cualquier tipo. Las partes también deben abstenerse de buscar nuevas adquisiciones territoriales. El éxito de la tregua, sin embargo, pende de que ambas partes se comporten de manera decorosa en medio de zonas todavía militarizadas. En el caso de la guerra en Ucrania, por ejemplo, fue esencial que tanto las fuerzas oficiales como los rebeldes definieran espacios donde no existen armas ni ataques. En este caso, sólo se detienen las operaciones pero, en regiones tan delicadas como los alrededores de Alepo, donde en las últimas semanas el gobierno sirio ha tratado de recuperar territorio, las buenas intenciones pueden verse superadas por la ambición.

A pesar del escepticismo, también formulado por las autoridades turcas, vecinas de Siria y protagonistas en los bombardeos, la tregua está dispuesta como un primer paso para una solución política que podría tener dos caras. La primera, la continuidad del gobierno de Al-asad y la apertura de elecciones democráticas (Al-asad ganó de nuevo la presidencia por voto en 2014, pero en medio de un intenso conflicto, por lo que fue considerado ilegítimo); la segunda, el retiro del gobernante del poder y el ascenso de un gobierno transicional, con miras a una ronda de elecciones presidenciales.

Con un gobierno estable, Estados Unidos y Rusia podrían entrar con más fuerza a atacar al Estado Islámico: sería, por lo menos, un solo enemigo en un país donde hoy se enfrentan todos contra todos. En la opción menos afortunada, el territorio sirio podría dividirse. ¿Quién comandaría, entonces, los fragmentos?