Un alto el fuego unilateral entró en vigor este jueves en Yemen decretado por la coalición liderada por Arabia Saudita, con el fin de proteger del nuevo coronavirus a la población de este país devastado por cinco años de guerra. Los rebeldes hutíes, apoyados por Irán y contra quienes interviene la coalición, no han reaccionado a esta tregua de dos semanas.

Si se mantiene, sería el primer avance desde que los beligerantes aceptaran un alto el fuego en la ciudad portuaria estratégica de Hodeida (suroeste), negociado por Naciones Unidas durante las conversaciones interyemeníes en Suecia a finales de 2018.
Emiratos Árabes Unidos, miembro de la coalición que retiró sus tropas de Yemen el año pasado, celebró la decisión saudita, calificándola de «sabia y responsable».

«Espero que los hutíes estén a la altura de la situación. La crisis COVID-19 lo eclipsa todo: la comunidad internacional debe intensificar sus esfuerzos y trabajar para proteger al pueblo yemení», tuiteó el ministro emiratí de Estado de las Relaciones Exteriores, Anwar Gargash.

Solución más amplia 

Este gesto se produce tras una escalada de combates en Yemen, pese al llamado de Naciones Unidas a un cese inmediato de la violencia para proteger a los civiles de la pandemia en el país más pobre del mundo árabe. Un responsable saudita, cuyo país dirige la coalición que interviene en Yemen desde 2015 en apoyo al gobierno yemení reconocido por la comunidad internacional, declaró el miércoles que la tregua podría prolongarse y allanar el camino a una solución política más amplia.

Para lograr un alto el fuego permanente, expresó su deseo de un encuentro con los rebeldes auspiciado por la ONU.
Unas horas antes del anuncio de la coalición, los hutíes publicaron un documento con su vision sobre cómo poner fin al conflicto. Pidieron la retirada de las tropas extranjeras y el fin del bloqueo de la coalición a los puertos y el espacio aéreo yemení.

Igualmente exigieron que la coalición pague los salarios de los funcionarios durante la próxima década y que financie la reconstrucción del país, incluido las casas destruidas durante los bombardeos aéreos.

«Urgencia absoluta»

El enviado especial de la ONU, Martin Griffiths, aplaudió la tregua y exhortó a los beligerantes a «cesar inmediatamente las hostilidades», a su juicio una «urgencia absoluta». La interrupción de la contienda se produce en un momento en que Arabia Saudita, que se enfrenta a una caída de los precios del petróleo, busca salir de un costoso conflicto que ha matado a decenas de miles de personas y que según la ONU ha desencadeno la peor crisis humanitaria del mundo.

El miércoles, el viceministro saudita de Defensa, el principe Jaled bin Salmán, instó a los rebeldes a «demostrar buena voluntad».

«El alto el fuego de dos semanas creará, esperemos, una atmósfera que alivie las tensiones» y que ayude a los esfuerzos de Griffiths para «una solución política duradera», tuiteó.

Yemen no ha anunciado por el momento ningún caso de contagio del nuevo coronavirus, pero las organizaciones humanitarias han advertido que si se ve afectado el impacto será catastrófico.

Arabia Saudita, el gobierno yemení y los rebeldes se mostraron a favor de la petición del secretario general de la ONU, Antonio Guterres, sobre un alto el fuego mundial para proteger de la pandemia a las personas vulnerables en las zonas de conflicto.