Los reporteros cubiertos con impermeables y capucha han vuelto a salir, y el viento es tan fuerte que apenas se les oye en la retransmisión en directo del portal Baidu del viernes 1 de septiembre.

Varias cadenas de televisión del sur de China están emitiendo programas especiales, animando a los residentes a quedarse en casa y seguir las instrucciones de seguridad. Hong Kong ha declarado el nivel máximo de alerta. “El aviso de huracán número 10 se emitió a las 8:00 p.m.”, informó el Observatorio Meteorológico de Hong Kong.

Las calles estaban desiertas el viernes por la noche, preparándose para la llegada del tifón Saola. Podría pasar a 50 kilómetros al sur de Hong Kong, causando daños generalizados a su paso.

Temor a inundaciones en las zonas costeras

Podrían producirse inundaciones en las zonas costeras, con subidas del nivel del agua de hasta cinco metros en algunos lugares. En Hong Kong, se ha reducido la frecuencia de los trenes subterráneos, se han cancelado vuelos, se han suspendido los servicios de autobús y se han cerrado escuelas y guarderías, así como parques de ocio. Los escaparates y las ventanas de oficinas y viviendas se protegen con cinta adhesiva. Se han apilado sacos de arena en las entradas de algunos edificios para impedir que entre el agua.

Lo mismo ocurre en Shenzhen, donde los comercios y las oficinas permanecen cerrados desde las cuatro de la tarde del viernes. El ambiente es de preocupación y cautela: todos recuerdan el paso del tifón Mangkhut, que devastó Hong Kong hace cinco años.

– Tifones más intensos –

El cambio climático ha aumentado la intensidad de las tormentas tropicales, con más lluvia y ráfagas más fuertes que provocan inundaciones repentinas y daños costeros, según los expertos.

Saola provocó la evacuación de miles de personas esta semana al pasar por el norte de Filipinas, pero no se ha informado de víctimas por ahora.

El sur de China se ve habitualmente golpeado en verano y otoño boreal por tifones que se forman en las aguas cálidas al este de Filipinas y viajan hacia el oeste.

Aunque pueden causar perturbaciones en ciudades como Hong Kong, las víctimas mortales son ahora poco habituales debido a las mejoras en los métodos de construcción y en los sistemas de gestión de inundaciones.