Un edificio de cuatro plantas en proceso de demolición en los confines de la ciudad de Filadelfia se derrumbó el miércoles y 13 personas sufrieron heridas leves, mientras que otra se encuentra atrapada, informó el jefe de bomberos.

Cuadrillas de rescate estaban tratando de sacar a la persona atrapada entre los escombros dentro de una tienda del Ejército de Salvación, la cual estaba a un lado y resultó dañada por los restos del edificio, señaló el jefe de bomberos Lloyd Ayers. Cuando se le preguntó sobre la condición de la persona atrapada, se negó a hacer declaraciones.

Las 13 personas lesionadas fueron llevadas a hospitales, agregó.

El alcalde Michael Nutter dijo que el edificio se desplomó sobre una tienda del Ejército de Salvación. Los heridos fueron levados a varios hospitales, agregó.

El edificio derrumbado tuvo otrora en la primera planta un comercio de comida rápida. Al desplomarse, un establecimiento del Ejército de Salvación aledaño sufrió daños de los escombros.

Los equipos de rescate utilizaron cubos y sus manos para retirar ladrillos y escombros en la búsqueda de sobrevivientes.

Varios testigos dijeron haber escuchado un gran ruido tras el colapso.

Verónica Haynes se encontraba en el primer piso de un edificio de apartamentos al otro lado de la calle.

«Miraba por la ventana viendo cómo trabajaban varios hombres en el edificio y de repente escuché un gran ruido», dijo la mujer. «A continuación vi que se había derrumbado un costado del edificio sobre otro edificio».

Patrick Glynn y Anthony Soli trabajaban en el tejado de una construcción cercana cuando escucharon un ruido parecido a dos detonaciones potentes. Descendieron inmediatamente por el andamiaje en busca de víctimas y sacaron a dos mujeres y un hombre de los escombros.

Glynn agregó que había visto cómo los trabajadores desmontaban el edificio aledaño al Ejército de Salvación en las últimas semanas y agregó que en su opinión el colapso era inevitable debido a los métodos que utilizaban los albañiles para abatirlo.

«Durante semanas se habían concentrado en los extremos del edificio, abatiendo ladrillos», dijo. «Era evidente que podía desplomarse en cualquier momento. Sabía que iba a pasar eso».

Steve Cramer, quien ha estado trabajando durante varios días como lavador de ventanas al otro lado de la calle, dijo que la cuadrilla de demolición dejó un muro divisorio de nueve metros (30 pies) sin refuerzos, lo que comprometió la integridad del edificio.

«Lo estuvimos pronosticando durante la semana pasada: se va a caer, se va a caer», comentó su compañero de trabajo Dan Gillis.