Tras su muerte muchos líderes ensalzaron a Thatcher por su determinación de modernizar el panorama industrial de Gran Bretaña, incluso al costo de huelgas y desórdenes, y de respaldar a Estados Unidos cuando Occidente se impuso en la Guerra Fría ante la Unión Soviética. Otros la consideraron una tirana despiadada que prefería el conflicto a los acuerdos.
En cualquier caso, tanto amigos como enemigos están de acuerdo con la opinión formulada el lunes por el primer ministro británico David Cameron: la Dama de Hierro, insistió, fue «una gran británica».
Las banderas del Palacio de Buckingham, el Parlamento y en la totalidad de Gran Bretaña fueron colocadas a media asta y la reina Isabel II enviará una condolencia privada a la familia de la estadista conservadora de 87 años, indicó la casa real.
El gobierno le dispensará un funeral de estado en Londres con plenos honores militares en la Catedral de San Pablo, aunque no fue anunciada la fecha, seguido por una cremación privada.
«Como nuestra primera ministra, Margaret Thatcher triunfó pese a todos los obstáculos», dijo Cameron en Madrid, donde acortó su viaje oficial a España y canceló una visita a Francia para regresar a Londres y preparar el funeral.
«Lo verdadero de Margaret Thatcher fue que no solamente dirigió nuestro país. Salvó a nuestro país», insistió Cameron, «y creo que pasará como la mejor primera ministra británica en tiempos de paz».
En Washington, el presidente Barack Obama dijo que muchos estadounidenses «nunca olvidarán su apoyo incondicional al presidente (Ronald) Reagan, recordando al mundo que no nos dejamos llevar simplemente por la corriente de la historia. Podemos moldearla con convicción moral, infatigable valor y voluntad de hierro».
En Polonia, el canciller Radoslaw Sikorski dijo que su país debería levantar una estatua a la estadista británica y en un tweet ensalzó a Thatcher como «una temeraria campeona de la libertad, respaldó a las naciones cautivas y ayudó al mundo a ganar la Guerra Fría».
El ex primer ministro Tony Blair, que desalojó al Partido Conservador del poder siete años después de dimitir Thatcher, reconoció que la ex primera ministra tuvo razón al desafiar a los sindicatos, el bastión tradicional del Partido Laborista de Blair.
«Muy pocos líderes tienen la oportunidad de cambiar no solamente el panorama político en su país sino en el mundo. Margaret fue uno de esos líderes. Su impacto global fue vasto», agregó Blair.
«No se puede menospreciar su carácter o su contribución a la vida nacional británica», según Blair.
Las notas discordantes procedieron de Irlanda del Norte y de Argentina, dond
Gerry Adams, líder del partido nacionalista Sinn Fein que ganó popularidad ante el enfrentamiento de Thatcher con las demandas del IRA sobre sus prisioneros, la tildó de hipócrita que aprobó negociaciones privadas con cabecillas de IRA pero se negó a hacer concesiones en público.
El gobierno argentino no emitió una reacción oficial, pero muchos argentinos la criticaron en Twitter culpándola por la muerte de 649 soldados argentinos en el conflicto del Atlántico Sur. Unos 255 soldados británicos y tres isleños de las Malvinas murieron en la contienda.
El legislador de las Malvinas Mike Summers dijo que Thatcher fue «una de unos pocos líderes políticos que podrían haber organizado la expedición que ella montó en 1982 para restaurar nuestra libertad, y desde una perspectiva de las Islas Falkland (como se conoce en Gran Bretaña a las Malvinas) siempre será recordada por eso».