El papa visitó este lunes el santuario de la Divina Misericordia en la ciudad ecuatoriana de Guayaquil y, al dirigirse a cerca 2.000 fieles que le esperaban en su interior, bromeó: «Les doy la bendición. No, no les voy a cobrar nada, pero les pido, por favor, que recen por mí. ¿Me lo prometen?»

Francisco llegó cerca de las 10:30 de la mañana al santuario que tanto había deseado visitar y permaneció cerca de quince minutos en los que saludó a los fieles y a los enfermos.

Después invitó a los presentes a rezar a la Virgen, les dijo que los «llevaba a todos en el corazón» y que pediría a Dios por todos los que estaban en este lugar para que les concediera «mucha misericordia». Después les dijo que le iba a impartir la bendición y bromeó: «Pero no les voy a cobrar nada», lo que provocó las risas de los presentes. Como es habitual, Francisco les pidió al despedirse que rezaran por él y les agradeció su «testimonio cristiano».

Francisco explicó que no podía detenerse mucho más tiempo porque debía acudir a oficiar la misa en el parque de los Sámanes, a unos 25 kilómetros de allí y donde le esperan entre un millón y un millón y medio de personas.

Miles de fieles se apostaron en las calles para recibir este lunes en Guayaquil, la ciudad más poblada del país, al papa Francisco, quien oficiará en esa ciudad la primera misa multitudinaria en Ecuador, adonde llegó el domingo en una visita que terminará el próximo miércoles.

En la tarde de este domingo la expectativa por la llegada del papa Francisco a Quito fue enorme. Cientos de fieles se instalaron a la entrada de la Nunciatura Apostólica donde se alojó en quito el sumo pontífice que, a tan solo unas horas de su aterrizaje en Ecuador, rompió el tradicional y estricto protocolo que suele manejarse en estos casos saliendo de dicho lugar para recibir a sus seguidores con los brazos abiertos y posteriormente rezar junto a estos. Con su característico humor, el papa indicó que con tal de que dejaran dormir a los vecinos él rezaría con los presentes.

En medio del fervor por su visita ha sido esta primera escala un motivo para mover asuntos políticos en Ecuador. Rafael Correa, que ha afrontado numerosas protestas en las últimas semanas por su papel en la Presidencia, se ha encargado personalmente de los preparativos. En ese sentido, su paso por el país servirá para que tanto políticos como disidentes y ciudadanos descontentos presenten sus peticiones y esperen una suerte de auxilio divino.