El secretario de Educación Pública, Aurelio Nuño, afirmó que hoy volvieron a sus funciones 103 escuelas de la capital, donde el sismo causó una mayor destrucción, con 186 muertos y 38 edificios colapsados.

Dijo que 10.000 colegios sufrieron algún tipo de daño en los estados afectados por el temblor y que de estos 400 presentan impactos mayores.

De las casi 9.000 escuelas públicas y privadas en la Ciudad de México, poco más de 700 sufrieron algún tipo de daño, la mayoría menores, dijo Nuño, quien estimó en alrededor de 50 los planteles que seguramente se van a tener que demoler y reconstruir.

Explicó que las escuelas capitalinas están siendo revisadas en este momento por 60 brigadas que determinan las condiciones de seguridad, un proceso que tardará entre dos y tres semanas.

Solo podrán reiniciar actividades cuando cuenten con un dictamen de seguridad estructural, el cual debe ser ubicado en un lugar visible.

Este documento constata que el edificio no tiene daños que puedan poner en riesgo la integridad de los alumnos y del personal.

Cada día, la Secretaría proporcionará información a través de su página web y de sus redes sociales sobre los centros que ya cuenten con el dictamen correspondiente y que, por tanto, pueden regresar a clases.

Nuño advirtió que la reconstrucción de las escuelas afectadas podrán tardar «entre ocho y nueve meses». Pese a esto, los alumnos no perderán clase, porque «serán reubicados en planteles cercanos o en aulas temporales».

Los recursos destinados para la rehabilitación o reconstrucción de escuelas podrían ascender hasta 4.000 millones de pesos (223 millones de dólares), que saldrán de las aseguradoras, el Fondo de Desastres Naturales y una bolsa de la Secretaría de Educación Pública para reparaciones menores.

Por otra parte, la UNAM informó en un comunicado que hoy reabrió sus puertas, debido a que sus edificios «se encuentran en condiciones de recibir de manera segura a la comunidad universitaria».

La institución aseguró que seguirá dando continuidad a las brigadas de alumnos y los diferentes mecanismos de ayuda para atender a los afectados por el sismo.

Las irregularidades de una escuela

En tanto, medios locales denunciaban que la escuela Enrique Rébsamen, del sur de la ciudad, donde murieron sepultados 19 niños y 7 adultos, habría utilizado documentación falsa para poder operar.

El alcalde Miguel Mancera, el ministro de Educación y la alcaldesa de la zona donde se ubica el colegio Enrique Rébsamen intercambiaban señalamientos en torno a qué instancia tendría responsabilidad directa ante una eventual violación de las normas.

«De confirmarse sería muy grave», dijo el ministro Aurelio Nuño a la cadena Televisa y aseguró que su despacho abrirá una investigación.

Fue aquí donde surgió la historia que resultó falsa. La de «Frida Sofía», una supuesta niña que había quedado atrapada entre los escombros y que al final resultó ser una historia falsa.

Brigadas de rescate localizaron el cadáver de una mujer entre los escombros de la escuela. El cuerpo de la mujer, que no ha sido identificada, fue encontrado 130 horas después del momento del terremoto, ocurrido a las 13:14 horas (18:14 GMT) del martes pasado, en lo que fue el segundo piso del edificio, indicó.

«A las 16:14 horas (21:14 GMT) se efectuó el hallazgo del cuerpo de una mujer adulta, iniciando el protocolo legal ante el Ministerio Público, con el fin de ser extraído», señaló la Marina en un comunicado.

La Marina confirmó que la búsqueda de indicios de personas vivas entre los escombros del colegio continuará hasta que se tenga plena certeza de que no queda nadie, ni siquiera fallecidos, entre las ruinas.

Los niños en la tragedia

Asustados y sin saber qué pasaba ni cómo actuar, millones de niños mexicanos tratan todavía de asimilar el trágico terremoto del 19 de septiembre en medio del caos y apoyados por entidades civiles y actividades culturales.

«Mi hermana estaba en la escuela. Sonó la alarma sísmica y mi abuelito estaba enfermo. Mi abuela se cargó (a la espalda) a mi abuelito y se empezó mover la casa», relata a Efe Alison, de 4 años, desde el Huerto Roma Verde, un espacio comunitario de la capital que estos días funciona como albergue y centro de acopio.

La Unicef calcula que hay 5 millones de niños viviendo en las zonas afectadas por el terremoto del 19 de septiembre, que se suman a los 2 millones de niños que padecieron el del 7 de septiembre, de magnitud 8,2 y que dejó 98 muertos, la mayoría en los estados de Oaxaca y Chiapas, muy pobres.

Julieta, Danae y Leonardo coinciden en que el sismo se sintió «muy feo» y «muy fuerte». Estaban en la escuela, y pasado el mediodía del pasado martes, cuando se cumplían 32 años de otro catastrófico terremoto en la capital, vieron cómo en su colegio todo empezaba a desmoronarse.

Recuerdan escenas de pánico y corredizas, incluso pisotones y caídas. En la escuela de Leonardo no falleció nadie pero la desgracia estuvo muy cerca.

Leonardo aparenta tranquilidad y firmeza. Pero su madre, Carla Ivonne, explica a Efe que la situación de la familia está lejos de normalizarse.

La casa que tienen en la popular colonia Guerrero tiene grietas y no pueden entrar. Las últimas noches la pasaron en tiendas de campaña, y no saben cuándo podrán regresar a su hogar, o si lo tendrán.

Ante este panorama, las actividades que ofrece el Huerto Roma Verde sirven de pócima para ahuyentar los peores fantasmas.

«Nuestra labor es crearles como la película ‘La vida es bella’. Todo alrededor es un caos, se corre y se está en estrés, y nosotros tratamos hacer un oasis a los niños, y que lo procesen de otra manera», explica a Efe Gilda Gentile, productora de eventos para niño y voluntaria encargada del área de niños.

En el espacio hay una treintena de niños, entre albergados, hijos de voluntarios y vecinos, que se entretienen estos días con espectáculos de todo tipo, desde conciertos a bailes tradicionales, cuentacuentos o payasos.

* Con información de AFP y EFE