El sonido de las bombas y los estallidos fue secundado pocas horas después por las declaraciones del Kremlin. Tras conocerse este martes que un misil cayó en una pizzería de Kramatorsk, a pocos kilómetros del frente de guerra en Ucrania, Moscú aseguró que su ataque tuvo réditos militares, pues más de 70 personas murieron, según aseguro el Ministerio de Defensa.

El ataque aéreo, presenciado por los colombianos Héctor Abad, Sergio Jaramillo y Catalina Gómez, fue considerado por Rusia como un ataque que dejó “dos generales, cerca de 50 oficiales del Ejército y hasta 20 mercenarios extranjeros” muertos, explicó el Ministerio.

En el comunicado, la cartera militar del Kremlin no se refirió a las víctimas, tanto heridos como muertos, civiles que hubo en el bombardeo en Kramatorsk, entre ellas una reportera ucraniana que se encontraba con los colombianos en el momento del estallido.

Esta cifra no ha podido ser verificada y se contradice con el parte de las autoridades ucranianas que señalaba que en Kramatorsk, además de los 12 muertos que dejó el ataque con misil, hubo más de 60 heridos. Según rescatistas y Policía de Ucrania, estas personas eran “principalmente civiles”.

El comunicado no precisa si ese ataque correspondía al bombardeo del martes en un restaurante de Kramatorsk.

¿Novedad en el frente?

Mientras Kiev y Moscú realizan pronunciamientos sobre el bombardeo de Kramatorsk, las tropas en la zona de guerra también han reportado novedades. Bajmut, por ejemplo, fue catalogada por la cúpula militar de Zelenski como el escenario en que se está librando una “batalla feroz” por el control de la ciudad.

“Avanzamos cerca de Bajmut y continuamos. Nos estamos moviendo”, indicó en Telegram el comandante de las fuerzas terrestres ucranianas, Oleksandr Sirski.

El ejército ucraniano ataca desde hace varias semanas los flancos de Bajmut, epicentro de los combates en la cuenca del Donbás, realizando lentos avances. El interior de la ciudad cayó en mayo en manos de los rusos.

“Nuestras tropas están arañando cada metro de terreno del enemigo en una batalla feroz. Están progresando”, incidió la viceministra de Defensa ucraniana, Ganna Maliar.

Ucrania, equipada por las potencias occidentales, asegura que recuperó una decena de localidades desde inicios de junio, en una contraofensiva que chocó con fuerzas rusas que desde hace meses preparan la defensa, con trincheras y campos minados.

Un intento de normalidad

Las autoridades rusas se esfuerzan en dar una imagen de normalidad y en demostrar que la ofensiva en Ucrania no resultó en nada afectada por la rebelión abortada del grupo paramilitar Wagner durante el fin de semana, que hizo temblar el poder de Vladimir Putin.

Putin apareció la noche del miércoles junto a decenas de personas en la ciudad de Derbent, en el Cáucaso ruso, donde aceptó posar para hacerse fotografiar, dio apretones de manos e incluso besó en la cabeza a una niña.

El Kremlin dio ver en ello “una increíble demostración de apoyo” por parte de los rusos. Putin aparece raramente en reuniones populares, por razones de seguridad y sanitarias.

Numerosos analistas y responsables occidentales dijeron haber visto la rebelión del grupo Wagner como una señal de debilidad de Putin.

Josep Borrell, el jefe de la diplomacia europea, estimó este jueves que “un Putin debilitado es un peligro mayor”.

“Tenemos que estar atentos a las consecuencias” y “tenemos que ver a Rusia como un riesgo, a raíz de la inestabilidad interna”, apostilló Borrell.