Conocer la agenda de las protestas en Japón es posible consultando web especializadas donde se encuentra toda la información que en otros tiempos los periodistas buscábamos llamando a un contacto en la jefatura de policía o en alguna organización opuesta a algo. La abundancia de protestas pacifistas confirma que entre marzo y abril de 2023 la inquietud más apremiante de los japoneses que salen a la calle es el rearme de su archipiélago.

Policías uniformados suelen acompañar las marchas cuando atraviesan las calles y las frenan en los semáforos para que interfieran lo menos posible con el ordenado y trepidante ritmo de la ciudad.

Desde las esquinas, y casi siempre con un corte de pelo reciente que los delata, la policía secreta graba a los manifestantes con la misma cámara de video y el mismo entusiasmo de un joven padre de familia en un partido de fútbol escolar. Es un acto ilegal, dicen los organizadores de las protestas, y citan una ley según la cual solo está permitido recoger evidencia audiovisual cuando se ha cometido un crimen.

Las autoridades se justifican diciendo que terroristas o criminales pueden aprovechar la oportunidad de la manifestación para cometer actos ilegales.

Algunos manifestantes suspicaces graban videos de los policías grabándolos a ellos. Se genera así un interesante juego de espejos que evoca Las meninas, de Diego Velázquez. Preservar la paz es un tema acuciante, pues después de casi ocho décadas sin disparar en ningún conflicto internacional, Japón prepara compras de armamentos para hacer frente al previsible tsunami geopolítico que implica su localización entre China y Estados Unidos.

Muchos japoneses no quieren que su país se vea implicado en la posible confrontación entre las dos primeras potencias militares, y llaman a reunirse frente al Ministerio de Defensa en Tokio para gritar: “¡Abajo la subida de impuestos para financiar la expansión militar!”.

Al ser también un acto de exhibicionismo, las protestas ofrecen la oportunidad a algunos manifestantes de mostrar su talento y salir disfrazados de algún personaje del mundo del manga, de la literatura o el cine. Entretienen e instruyen así al curioso visitante que se atrevió a examinar una cara menos conocida del archipiélago.

* Periodista y documentalista colombiano radicado en Japón.