Una cosa es que sea de otro partido político y otra es que sea ateo. Hasta ahí llegamos.

Esa, más o menos, parece ser la respuesta de muchos estadounidenses ante la posibilidad de que un miembro de su familia se case con una persona atea.

Según una encuesta del Pew Research Center, independientemente del amor que  pueda tener una pareja, un 49 por ciento de las personas encuestadas  dijo que estarían descontentas si un pariente escoge como esposo o esposa a alguien que no cree en Dios. Entre las denominaciones religiosas, la que menos simpatía manifestó con esa posibilidad fueron los evangélicos blancos, con un 77 por ciento, y los protestantes negros, con un 67.

Los católicos parecen ser un poco más flexibles, pero aun así un 55 por ciento dijo que no los haría feliz una boda entre uno de sus familiares y un ateo.

A los no afiliados les resulta indiferente, al igual que los agnósticos y, por supuesto, los ateos. Un 78 por ciento contestó que no le importaba.

¿Y si es de otro partido?

Aunque los partidos viven de atacarse, la mayoría de quienes simpatizan con uno u otro no tienen inconvenientes en que en su entorno familiar haya seguidores de todos los bandos.

Según los resultados de la encuesta, solamente un nueve por ciento de los republicanos sería infeliz si un miembro de su familia se casa con un demócrata.

En el caso de un posible matrimonio con una persona de otra raza, un 11 por ciento  dijo que que les crearía descontento,  pero ese desagrado baja a un siete por ciento si la unión es con una persona nacida y criada fuera de Estados Unidos.