Los casi cinco meses de disputas y negociaciones entre los partidos políticos de España para forjar un acuerdo de gobierno terminaron el martes en un rotundo fracaso. El socialista Pedro Sánchez, presidente en funciones, no consiguió los apoyos necesarios para mantenerse en el poder, por lo que los españoles serán convocados de nuevo a las urnas para celebrar lo que serán sus cuartas elecciones en cuatro años, y las segundas elecciones generales en menos de siete meses.

“El país se ve abocado a una repetición electoral el próximo día 10 de noviembre”, reconoció Sánchez en una comparecencia después de una infructuosa ronda de consultas del rey Felipe VI con los diferentes representantes políticos. En el poder desde junio de 2018, Sánchez ganó las elecciones de finales de abril, pero necesitaba alianzas en el Congreso, donde solo obtuvo 123 diputados de 350. “No existe un candidato que cuente con los apoyos necesarios para que el Congreso de los Diputados, en su caso, le otorgue su confianza”, señaló en un comunicado la Casa Real, después de la ronda de consultas del monarca.

En consecuencia, Felipe VI “no formula una propuesta de candidato a la Presidencia del Gobierno”, añadió. Así, este bloqueo llevará a la disolución del Parlamento el próximo 23 de septiembre y la convocatoria de elecciones el 10 de noviembre. Serían las cuartas desde 2015, cuando el bipartidismo ejercido hasta entonces por el partido socialista PSOE y el conservador Partido Popular (PP) se vio sacudido por la irrupción de la izquierda radical de Podemos y el centroliberal Ciudadanos.

Los líderes de estas cuatro formaciones (Pablo Iglesias de Podemos, Albert Rivera de Ciudadanos, Pablo Casado del PP y el mismo Sánchez) cerraron la ronda de consultas con el rey este martes, en una jornada frenética de contactos a última hora.

Por los resultados de las elecciones de abril, Sánchez era el único candidato con opciones de éxito, aunque en julio ya perdió dos votaciones en el Congreso para su investidura al no conseguir cerrar un pacto de coalición con Podemos. Desde entonces, los contactos con esta formación fueron escasos e infructuosos ante la insistencia de Podemos de entrar en el ejecutivo y la negativa socialista, que prefería gobernar en minoría acordando un programa conjunto con ellos.

Estancada la negociación con la izquierda, Sánchez recibió una oferta de última hora que tampoco fructificó del partido Ciudadanos, que se había mostrado muy hostil con el líder socialista, calificándolo incluso de «peligro para España». Este lunes, Rivera, su líder, se abrió a la opción de abstenerse por «responsabilidad» y para echar a andar la legislatura.

A cambio, Sánchez debía comprometerse «por escrito» a no subir impuestos a familias y autónomos, no indultar a los 12 independentistas catalanes juzgados este año y que deben conocer su sentencia en breve, y rearmar su coalición en la región de Navarra para no depender del partido separatista vasco Bildu.

El socialista le respondió por carta que el PSOE ya cumple esas tres condiciones, derivando en una trifulca dialéctica entre ambos líderes. «Fuegos artificiales antes de unas nuevas elecciones», resumía un informe de la consultoría Teneo Intelligence, asegurando que los movimientos de última hora «son intentos de trasladar la culpa de las nuevas elecciones al PSOE».

Los reproches ya comenzaron este martes, con la oposición acusando a Sánchez del bloqueo y éste recriminándoles no responsabilizarse de la gobernabilidad del país. «Tenemos la sospecha de que Pedro Sánchez no quería formar gobierno, que desde el principio quería elecciones», aseguró Casado, líder del PP.

Las encuestas sitúan a Sánchez como el principal beneficiado de unas nuevas elecciones, en las que teóricamente aumentaría su ventaja, pero sin alcanzar la mayoría absoluta, obligado nuevamente a buscar acuerdos.

No es una situación nueva para España: entre 2015 y 2016, el país necesitó diez meses y una repetición electoral para reconducir entonces a la presidencia al conservador Mariano Rajoy, reemplazado en junio de 2018 por Sánchez tras una moción de censura.

El bloqueo coincide ahora en un contexto de incertidumbre económica por los temores a una nueva recesión mundial y política ante un posible Brexit duro y la probable reactivación del conflicto catalán si los líderes independentistas son condenados.

Estos son los momentos más importantes desde las pasadas elecciones de abril, un período marcado por los contactos infructuosos entre partidos que terminará con la celebración de nuevos comicios.

 28 de abril: El Partido Socialista Obrero Español (PSOE) gana las elecciones con amplia ventaja, aunque queda lejos de la mayoría absoluta. El socialista Pedro Sánchez tiende la mano a todas las formaciones políticas dentro de la Constitución. Sus simpatizantes le piden que no pacte con los liberales de Ciudadanos (Cs).

29 de abril: Sánchez, según altos cargos socialistas, prefiere gobernar en solitario, aunque está dispuesto a explorar otras fórmulas.

1 de mayo: El líder de Podemos, Pablo Iglesias, considera imprescindible un Gobierno de coalición entre socialistas y su formación de izquierda para garantizar que sea progresista y estable.

3 de mayo: El PSOE hace un llamamiento al conservador Partido Popular (PP) y Cs para que faciliten la gobernabilidad y no la obstruyan, del mismo modo que ellos presionaron al PSOE en 2016 para que permitiera con su abstención, como acabó haciendo, la investidura de Mariano Rajoy.

7 de mayo: En su primer encuentro tras las elecciones, Sánchez e Iglesias se muestran dispuestos a alcanzar un pacto de la izquierda, aunque el líder socialista defiende gobernar solo y el de Podemos reclamar una coalición.

26 de mayo: El PSOE gana en la triple cita electoral (europeas, regionales y municipales) y parte con una posición de fuerza para la negociación.

30 de mayo: El PSOE insiste en que no cabe un Gobierno de coalición y quiere un Ejecutivo de partido único abierto a independientes comprometidos con su proyecto.

31 de mayo: Iglesias advierte de que el apoyo de Podemos a la investidura pasa por la coalición.

6 de junio: El rey Felipe VI propone a Pedro Sánchez como candidato a la investidura. El líder socialista acepta el encargo, aunque no tiene los apoyos cerrados, pide a los demás partidos «altura de miras» y subraya que no hay alternativa a su elección.

11 de junio: Sánchez acuña el término «Gobierno de cooperación» para intentar convencer a Iglesias de una alianza que no pase por la coalición.

17 de junio: Sánchez e Iglesias se reúnen, aunque no avanzan. Sánchez ofrece a Iglesias «algunos puestos de responsabilidad importante», pero no en el Consejo de Ministros.

24 de junio: El líder del PP, Pablo Casado, insiste a Sánchez que su partido votará «no» a la investidura.

25 de junio: Podemos trasladar al PSOE que no descarta oponerse a la investidura si no hay acuerdo de coalición.

9 de julio: Tras su quinta reunión desde las elecciones, Sánchez e Iglesias están más alejados que nunca.

14 de julio: El PSOE se muestra dispuesto a cambiar su oferta programática para conseguir el apoyo de Podemos y un día después Sánchez da por rotas las negociaciones.

18 de julio: Las bases de Podemos avalan en una consulta un Gobierno de coalición al que Sánchez se sigue negando y recalca que el principal escollo para un acuerdo es la presencia de Iglesias en el Ejecutivo.

19 de julio: Pablo Iglesias renuncia a entrar en el Gobierno para propiciar un acuerdo e insiste en la coalición, sin su presencia.

 23 de julio: Pedro Sánchez pierde la primera votación de investidura en el debate parlamentario, aunque Podemos, con su abstención, hace un gesto para buscar el acuerdo.

24 de julio: A un día de la votación decisiva, las negociaciones están prácticamente rotas ante la falta de acuerdo por el reparto de las carteras y el «no» de la formación de Iglesias a la última oferta de los socialistas, de tres ministerios y una vicepresidencia.

25 de julio: Sánchez pierde la segunda votación y su investidura resulta fallida.

26 de julio: El Gobierno advierte de que Sánchez no volverá a intentar la coalición con Podemos.

20 de agosto: Podemos envía al PSOE una propuesta para participar en un Gobierno de coalición, donde pide una vicepresidencia social y tres ministerios, entre ellos Trabajo y Transición Energética ya descartados por Sánchez.

3 de septiembre: Sánchez presenta su nueva propuesta programática y ofrece a Podemos «altas responsabilidades» en instituciones del Estado fuera del Consejo de Ministros y garantías de cumplimiento del acuerdo al que lleguen.

5 de septiembre: PSOE y Podemos se reúnen. Los socialistas constatan diferencias, aunque ven posible el acuerdo.

10 de septiembre: Nueva reunión PSOE-Podemos. Los socialistas no ven salida porque Podemos se niega al acuerdo programático y en el partido de Iglesias insisten en reclamar la coalición.

12 de septiembre: Pablo Iglesias propone un gobierno de coalición a prueba hasta la aprobación de los presupuestos. Promete apoyo parlamentario, aunque dicho Ejecutivo no funcionase. El PSOE lo rechaza.

17 de septiembre: Finaliza la ronda de consultas y el rey Felipe VI constata el bloqueo político y no propone ningún candidato. Sánchez dice que, ante la ausencia de una mayoría parlamentaria que permita formar Gobierno, el país se ve abocado a una repetición de elecciones el 10 de noviembre.