Giovanni Urshela es uno de los hombres de moda en Nueva York. El tercera base cartagenero, de 27 años de edad, ha sido clave para la gran campaña de los Yanquis, una de las mejores novenas en la temporada del béisbol de las Grandes Ligas, al lado de los Dodgers de Los Ángeles y los Astros de Houston.

Ante los Orioles de Baltimore el miércoles y frente a los Azulejos de Toronto anoche, el antesalista bolivarense confirmó su gran momento con el bate y pegó dos jonrones en cada juego, para sumar 16 vuelacercas este año. En 303 turnos lleva 98 imparables, con 55 carreras anotadas y 59 impulsadas, para un promedio de .323.

Está recogiendo los frutos del trabajo que hizo para mejorar con el madero. Esa tal vez sea la revancha que merecía tras lo que sufrió hace 13 años, cuando los Bombarderos del Bronx intentaron ficharlo, pero se lesionó y estuvo casi un año fuera de los diamantes.

Fue en 2007 cuando comenzó el sueño de Urshela de triunfar en la Gran Manzana. Años antes, el cazatalentos Tito Quintero lo descubrió en un torneo de Pequeñas Ligas, en Panamá, en el que fue la figura del equipo de Comfenalco. Quedó sorprendido por su versatilidad, pero sobre todo por la concentración y pasión con que jugaba. Era muy competitivo, tanto que de niño no se conformaba con batear y fildear, sino que por las noches también participaba en campeonatos de microfútbol y baloncesto.

Jugaba en el campo corto, como casi todos los niños colombianos que querían emular a los ídolos del momento, Édgar Rentería y Orlando Cabrera. Y cuando tenía todo listo para firmar contrato con los Yanquis, porque iba a cumplir la mayoría de edad, sufrió una delicada lesión de meniscos. Después de una larga recuperación los planes cambiaron y Gio se fue a los Indios de Cleveland, con los que hizo todo el proceso en las Ligas Menores y debutó en la Gran Carpa en 2015.

Allí lo acomodaron en la tercera base y le trabajaron la parte física, no solo para que mejorara distancia y precisión con el brazo, sino para que tuviera mayor poder al bate. De hecho, subió de peso para convertirse en uno de los peloteros centrales de la alineación. Con los Indios disputó 148 juegos antes de pasar a los Azulejos de Toronto, el año pasado. Con la novena canadiense tuvo poca participación y en agosto pasado fue transferido a los Yanquis, que lo ubicaron en uno de los equipos de clase triple A de la organización, Scranton Wilkes-Barre RailRiders.

En marzo tuvo su gran oportunidad. Participó en los entrenamientos de primavera y sorprendió con el madero. Tuvo un promedio al bate de .321 y logró que el mánager Aaron Boone se fijara en él. Luego, ya en el inicio de la temporada regular, la lesión de Miguel Andujar le despejó el camino. Pero lo importante no era llegar sino mantenerse, pues peloteros como Ernesto Frieri, José Quintana, Tito Polo, Carlos Vidal, Álvaro Noriega y Juan Escorcia estuvieron alguna vez con los Mulos de Manhattan, pero no debutaron en las mayores. El único colombiano que había disputado un juego oficial con la novena más emblemática del deporte de la pelota caliente era Dónovan Solano, quien tuvo nueve apariciones en 2016.

Y Urshela no solamente se ganó un lugar, sino que ha sido protagonista. “Es un bateador oportuno, que aparece en los momentos en que su equipo lo necesita. Y con el guante es mejor que el promedio”, describe su perfil en la Major League Baseball.

“La clave ha sido nunca bajar la cabeza, seguir trabajando duro, con ilusión”, admite el cartagenero, orgulloso de su labor en el equipo. “Me han bajado varias veces a equipos de triple A, pero no me he rendido. La motivación nunca se pierde y ahora ese esfuerzo está dando frutos”, dice antes de admitir que “me ha servido mucho saber escuchar, recibir de buena manera los consejos de gente que quiere que mejore”.

El tercera base, quien ha jugado en la liga dominicana con los Tigres de Licey, está contento en Nueva York y quisiera firmar un contrato multianual para quedarse por mucho tiempo allí, pero “por ahora voy día a día, no pienso en que me pueda ir a otra franquicia, estoy enfocado en seguir haciendo bien mi trabajo y ayudando a mis compañeros a ganar”.

Reconoce, sin embargo, que “jugar en los Yanquis es una bendición, por todo lo que significan, por su historia y los grandes beisbolistas que han pasado por acá. Realmente estoy orgulloso, no solamente de mi temporada, sino de mi carrera, con sus altas y bajas”.

Finalmente, Gio Urshela destacó el gran momento que vive el béisbol colombiano, con 10 peloteros en las Mayores, varios de ellos figuras: “Estoy muy contento con lo que estamos haciendo acá. Eso demuestra el talento que hay en nuestro país y la pasión por el juego. Creo que después del Clásico Mundial, muchas puertas se nos abrieron y ahora están valorando más a nuestros jugadores. En la medida en que sigamos respondiendo, van a llegar muchos más, porque hay buen talento en las Menores”.