Los números hablan de la magnitud de la tragedia: el 16 de abril de 2016 un terremoto de 7,8 grados en la escala de Richter sacudió la costa ecuatoriana: 660 personas murieron, la destrucción es del 85% en varias ciudades y cerca de 30.000 están en albergues.

El presidente de Ecuador, Rafael Correa lo recordó así: Hoy exactamente hace un mes nos golpeó la peor tragedia de las últimas siete décadas”.

En 1949, un terremoto destruyó localidades del centro andino, con unos 6.000 muertos y 100.000 damnificados. “Nuestro abrazo solidario a todas las familias de las víctimas, así como a aquellos que lo perdieron todo en lo material. El dolor es inmenso, pero mayor es la esperanza”, afirmó Correa.

En una serie de tuits, el gobernante felicitó a los ecuatorianos por su respuesta ante la tragedia: “Nos podemos sentir orgullosos. Demostramos que somos un país que sabe unirse por encima de las diferencias”, agregó. “Los actos heroicos son incontables”.

Tras el terremoto del 16 de abril, un centenar de personas fueron halladas con vida entre los escombros de construcciones que colapsaron en balnearios del Pacífico como Pedernales (epicentro del sismo) y Manta, ambas en la provincia de Manabí (oeste).

El gobierno estimó en principio las pérdidas en unos 3.000 millones de dólares (3% del PIB).