Más allá de las cifras de venta, las miles de entradas vendidas para conciertos, las horas pasadas en buses, aviones y hoteles, Tom Hamilton prefiere hablar de la gente: los millones de personas que han coreado las canciones de Aerosmith en sus más de 40 años de carrera musical.

No importa si acá se trata de una amplia mayoría de seres desconocidos, una masa enorme de rostros sin nombre ni nacionalidad. En la memoria de Hamilton, bajista de la banda, todos parecen pertenecer a una hermandad más amplia, todos militan en la causa de la música.

Y la música forma y transforma, moldea, dictamina. Hamilton y compañía se han embarcado en un viaje de despedida que, por tercera vez, lo traerá a Colombia. Un viaje en el que, quizás inevitablemente, el bajista pasa revista a su carrera al servicio del rock.

¿Por qué regresar una vez más a la ciudad y al país?

Nos estamos preparando para hacer una gira de despedida, nuestra última gira grande. La cosa es que Suramérica sigue siendo relativamente territorio nuevo para nosotros. Entonces, ir para experimentar una vez más todo antes de despedirnos es algo que tiene mucho sentido para nosotros.

¿Cómo han sido sus experiencias en Bogotá?

Fue genial. La primera vez que fuimos nos llevaron a la Alcaldía para darnos las llaves de la ciudad. Eso fue increíble. Muy extraño, la verdad. Nosotros, roqueros, con todas estas personas con sus trajes y corbatas. Políticos importantes, supongo. Igual estábamos muy impresionados con la ciudad, de la cual claro que había escuchado hablar por todo el tema de la cocaína y el narcotráfico, pero aquella vez nos impresionó lo grande que es. Nos encantó.

Aquel alcalde está encarcelado ahora…

¿En serio? Bueno. Esa es otra historia. Aunque si es un fan de Aerosmith, ahí hay algo positivo al menos.

El éxito y el reconocimiento son dos asuntos poderosos. ¿Cómo siente que lo han moldeado?

Creo que tiene que ver un poco con la actitud hacia la gente, de conocer nuevas personas y tener un corazón abierto. Me ha enseñado que en casi cualquier lugar hay seres increíbles, individuos que jamás hubiera conocido de otra forma, o que apenas conocí incluso, pero que me brindaron tiempo y alegría. Hay todo un tejido que nos une que va más allá de si nuestros países son enemigos, que trasciende la política y las noticias.

¿A qué se refiere?

Es algo que he aprendido de vivir en constante movimiento, de la vida en el camino. Hay tanto para ver en este mundo. Si me sentara en mi casa y me quedara viendo CNN, pensaría que todo el mundo nos detesta, a los norteamericanos. Y no es cierto. He viajado lo suficiente para ver lo abierta que es la gente: en general, todo el mundo sólo quiere ser amigo de alguien más. Me encantaría que todos en Estados Unidos tuvieran esta experiencia.

¿Qué mas ha aprendido de su vida con Aerosmith?

He presenciado el poder de la música: de crear situaciones en las que, así sea por una noche, la gente realmente se suelte y disfrute estar vivos. Ha sido increíble cómo nos hemos encontrado con personas, incluso en países hostiles hacia Estados Unidos, que son seguidores de Aerosmith, siempre hay algunos en todo lado. Esto siempre me ha impulsado a tener un corazón abierto. El poder de la música ciertamente es de las grandes lecciones de todo esto. Y es cierto, tanto para el público como para la banda. Es una sensación increíble.

Una de las cosas que están más presentes cuando se es un músico exitoso es el ego, impresionar a la gente, tratar de ser admirado. Claro, todo esto forma parte de la experiencia. Pero el otro lado de la historia es la conexión con personas con las que no sólo no habría tenido contacto, sino que quizá no tendría mucho de qué hablar. La música nos da una lengua común, un terreno compartido para todos. Aprender a reconocer y a apreciar esa conexión es una gran lección.

Usted ha estado enfermo seriamente un par de veces en años recientes…

He tenido cáncer dos veces. Es una palabra que le resulta aterradora a la mayoría de las personas. Jamás quise escucharla, al menos no en una oración en la que se hablara de mí. Pero igual tuve que pasar por esta experiencia. Asusta mucho comenzar todo esto. Pero tuve la fortuna de tener un tipo de cáncer muy tratable, aunque el tratamiento fue bastante horrible. Y todo sucede un poco como cuentan los demás: uno de verdad se pone a pensar en la vida, a fijarse en asuntos que pasaban inadvertidos, a extraer placer de cosas que antes parecían comunes.

¿En qué pensaba en esos días?

En la música. Cada vez que hemos ido por primera vez a un lugar con Aerosmith, siento una gratitud enorme por poder vivir esa experiencia, poder ver nuevos lugares y personas. Es algo que me sucede mucho.

¿Qué viene después de Aerosmith?

Quizás escriba, me tomé un tiempo para pensar en mi historia y contarla. De tanto en tanto recuerdo cosas de mi pasado y debo tomar papel y lápiz porque me da miedo olvidar. Hemos tenido tantas experiencias, que me encantaría poder compartirlas con otros. Pero aún debo trabajar en recordar.

¿Qué es lo que extrañará más de Aerosmith?

Probablemente sea sentir una emoción muy intensa. Es el único lugar que conozco en donde siento esto. Y obviamente extrañaré a mis compañeros. Ahora, si bien esta es una gira de despedida, quizá daremos uno que otro concierto de tiempo en tiempo. Odiaría pensar que algún día debo pasar por la última presentación de Aerosmith. Y bueno, mi teléfono siempre está ahí y yo siempre estaré listo a contestarlo.

Aerosmith se presentará el 29 de septiembre en el parque Simón Bolívar de Bogotá. Boletas en Tuboleta.