El saltador de longitud británico Greg Rutherford animaba al público para que le ayudara con su cuarto intento. En 2012, 80.000 personas en el estadio Olímpico de Londres esperaban que el atleta dejara en casa la medalla de oro, algo que Gran Bretaña llevaba sin conseguir casi medio siglo, desde Tokio 68. El salto fue magnífico, le permitió dar la sorpresa, vencer al favorito Michael Watt (Australia) y alcanzar el primer puesto del podio con una marca de 8,31. Tres años más tarde el alemán Markus Rehm pulverizó ese registro. En Doha (Qatar), donde se disputó el Mundial de Atletismo Paralímpico, el atleta tuvo un salto de 8,40 metros.

Los interrogantes no se hicieron esperar sobre el atleta teutón, que compite con una prótesis en su pierna derecha. Las dudas sobre la ventaja que les dan estos elementos a los atletas paralímpicos aparecieron desde que Oscar Pistorius alcanzó las semifinales del 400 en los Mundiales de Atletismo que se llevó a cabo en Daegu 2011. Por esta razón si quería estar en los Juegos Olímpicos debía probar que su prótesis no le aportaba ninguna ventaja, según la nueva regla instaurada en agosto por la IAAF.

El alemán de 27 años, hizo público un estudio en ese sentido el 30 de mayo: los científicos estimaron que era difícil, si no imposible determinar si los atletas paralímpicos disfrutaban de una ventaja gracias a sus prótesis. Según el estudio, realizado en colaboración con institutos de Colorado y Tokio, los atletas equipados con prótesis están en desventaja cuando realizan la carrera de impulso, aunque su técnica de salto se ve mejorada. Pero su cruzada terminó sin éxito.

Rehm, que el lunes ganó oro paralímpico con el equipo de relevos de 4×100 m, desistió en julio de participar de los Juegos Olímpicos, ante el escepticismo de la Federación Internacional de Atletismo (IAAF) de si su ‘blade’ le da un extra impulso en el despegue. No obstante no se rinde. Los Juegos de Tokio 2020 están en su mente: “Después de los Juegos Paralímpicos en Rio voy a continuar hablando con la IAAF para encontrar una solución para competir en el campeonato mundial de Londres 2017, incluso sin el ranking. Puedo ganar mis medallas en competencias paralímpicas, pero sería excelente representar nuestro deporte a muchas más personas y mostrar que somos buenos atletas, que no tenemos que escondernos», dijo.

Su accidente

Markus Rehm siempre fue un entusiasta de los deportes. En su juventud practicó el wakeboarder (esquí acuático sobre tabla). Era su pasión. Pero un domingo de verano de 2003 mientras realizaba esta actividad en el río Main sufrió un fuerte accidente que le dejó graves heridas. Fue internado en un hospital, donde le amputaron, de la rodilla para abajo, su pierna derecha. Noticia fuerte para un joven de 14 años. Pero nunca se desanimó. “Hasta durante los primeros días en el hospital yo sabía que sin dudas iba a volver al deporte”, afirmó. Y lo hizo. “Un año después volví al esquí acuático y luego hice snowboard en el invierno”, contó, el subcampeón juvenil de wakeboarder en 2005.

No pasó mucho tiempo para que iniciara a practicar más asiduamente atletismo. Y comenzó a brillar. En 2008 practicó salto largo f44 y ya en 2011 era campeón paralímpico, éxito que repitió en los siguientes campeonatos mundiales llevados a cabo en Lyon 2013 y en Doha 2015. En los Juegos Paralímpicos de Londres también logró la presea de oro en esta disciplina y el bronce en relevos 4×100 T42-46, en la que este año logró colgarse la medalla dorada con Alemania.

A pesar de tener un carácter muy cortes y apacible, Rehm muestra gran determinación a la hora de hablar de la importancia de mostrar al mundo que el deporte Paralímpico es de alto nivel y merece ser tratado de la misma manera que las disciplinas que realizan deportistas sin discapacidad. “Cuando uno piensa en los Juegos Paralímpicos, uno escucha frecuentemente la palabra discapacidad, pero yo estoy tratando de que el mundo cambie esa actitud», dijo. “A veces, las personas tienen imágenes equivocadas en sus mentes y nosotros tenemos la posibilidad, este año especialmente, de cambiar un poco esa forma de pensar”.