Uno de los líderes de la oposición rusa, Alexéi Navalni, de 47 años, habría muerto este viernes, de acuerdo con agencias rusas. Los servicios penitenciarios de Rusia anunciaron el fallecimiento del opositor, que se encontraba en una cárcel de máxima seguridad en el Ártico, cumpliendo una pena de casi 30 años por diversos delitos.

“Se le practicaron los necesarios procedimientos de reanimación, que no dieron ningún resultado. Los médicos de urgencias constataron la muerte del condenado. Se están estableciendo las causas del fallecimiento”, se lee en el comunicado oficial sobre su muerte, que explica que el opositor “se sintió mal después de un paseo” y “perdió el conocimiento”.

Los servicios penitenciarios anunciaron que una comisión de funcionarios y médicos desde Moscú llegaría a la prisión ártica para determinar las causas y circunstancias alrededor de la muerte de Navalni. De igual forma, la portavoz del opositor, Kira Yarmysh, aseguró que su abogado viajará hasta el lugar.

“En cuanto tengamos alguna información, la comunicaremos”, indicó Yarmysh en X (antes Twitter).

El portavoz del Kremlin, Dmitri Péskov, afirmó que el servicio penitenciario está siguiendo “todas las normas” para los “controles y aclaraciones”. Añadió que para esas acciones no se necesita “ninguna orden particular debido al conjunto de reglas existentes que se utilizan como guía”. Aunque fue preguntado sobre las causas de la muerte, respondió que no sabía y solo “los médicos deben decirlo”.

El pasado agosto, su pena incrementó en 19 años, tras ser declarado culpable por crear una comunidad y financiar actividades extremistas. Anteriormente, había sido condenado a 11 años y medio por fraude, entre otros cargos que él negaba y había sido señalados por sus seguidores como una “fabricación” del Kremlin.

En las audiencias de los procesos en las que participó por video estos últimos meses, a este hombre corpulento de ojos azules se le veía delgado y demacrado. Tuvo varios problemas de salud relacionados con una huelga de hambre y el envenenamiento del que fue objeto en 2020, al que sobrevivió por poco.

La cárcel no socavó su determinación. En las últimas audiencias y en los últimos mensajes transmitidos en las redes sociales a través de sus abogados, no dejó de criticar a Putin, al que describió como un “abuelo escondido en un búnker”, ya que el presidente ruso apenas aparece en público.

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