Tiene que ser uno muy buen jugador de fútbol para que en Brasil le digan “Maestro”. Y ese es el apodo que, a punta de técnica, gambetas e inteligencia de juego, se ganó Leovegildo Lins da Gama Junior, sin duda uno de los mejores laterales de la historia.

Para quienes nacieron antes de 1980, el exjugador de Flamengo y de la selección brasileña no necesita mayor presentación. A los más jóvenes basta con contarles que integró el equipo verdeamarillo en el Mundial de España 1982, el campeón sin corona, al lado, nada menos, que de Óscar, Luizinho, Leandro, Toninho Cerezo, Falcao, Sócrates, Zico y Éder, entre otros.

También estuvo en el scratch de México 1986; no tan virtuoso, pero con la misma base, además de jugadores como Josimar, Branco, Alemao y Careca.

Nacido el 29 de junio de 1954 en Joao Pessoa, la ciudad más oriental de Brasil, Junior creció en Río de Janeiro, adonde se fue a vivir desde los 5 años, pues su padre era dueño de una fábrica de pisos de cerámica.

Gozó de comodidades y lujos, estudió en buenos colegios y pasó buena parte de su infancia en la playa de Copacabana, jugando fútbol y voleibol. Sin embargo, llegó al profesionalismo por accidente, pues en realidad de niño soñaba con ser veterinario o cantante.

“No me gustaba jugar con guayos, me incomodaban. De hecho, llegué a Flamengo cuando ya tenía 19 años, porque un amigo me convenció de acompañarlo a entrenar. Fui sin mucho entusiasmo y les agradé a los entrenadores. Después de un año ya estaba en el primer equipo”, le contó Junior a El Espectador, en una amena charla en el histórico estadio Das Laranjeiras (sede, hace 102 años, del primer partido de la selección de Brasil), donde fue uno de los invitados al lanzamiento de los productos de la marca de bebidas Gatorade para deportistas de alto rendimiento.

Junior, que en 1981 se dio el lujo de rechazar una oferta del Real Madrid, “porque me seducía la idea de ir al exterior, ganaba todo con el Flamengo y tenía un buen salario”, jugó después cinco temporadas en Italia y se retiró del fútbol activo en 1993. Durante diez años fue estrella del fútbol playa y luego tuvo un paso fugaz como técnico por Flamengo y Corinthians, hasta que se dejó seducir por los medios de comunicación, hace ya casi 20 años.

Ha trabajado en varios canales de televisión y ahora es el comentarista principal, al lado de otro histórico, Wálter Casagrande, de los partidos de la selección de su país por la Cadena Globo.

Ya tiene 62 años, ¿todavía juega?

Claro, cada vez menos, porque la rodilla no ayuda. Tengo un poco de artrosis, pero trato de divertirme y de disfrutar de vez en cuando con los amigos del fútbol.

¿Siente nostalgia al ver la selección brasileña de hoy y compararla con la que integró en los 80?

No, porque viví y disfruté mi momento. Yo diría que, en la actualidad, el problema es de futbolistas. No tenemos una generación ni parecida a esas de los años 70, 80 o 90. Hoy, Brasil tiene solamente un jugador fuera de serie, que es Neymar, que todavía está muy joven y le hemos puesto demasiado peso encima. La última gran camada fue la de Ronaldo, Rivaldo y Ronaldinho. Ahora, Brasil tiene buenos jugadores, pero no fueras de serie, como en el pasado, cuando eran varios, muchos al mismo tiempo.

¿Será que el hecho de que el fútbol se haya vuelto más físico y táctico ha perjudicado al futbolista brasileño?

Creo que es una cuestión casual, del momento. Yo estoy seguro de que pronto vamos a volver, con el trabajo que se está haciendo en las categorías menores. Siempre han existido algunos baches, como el de ahora, que ojalá haya terminado con la medalla de oro olímpico, que fue un enorme empujón anímico para el fútbol brasileño.

¿Ahora les pesa la camiseta verdeamarilla?

No creo, es una cuestión de calidad, como lo hemos visto en las últimas Copas América. Los jugadores de la selección brasileña son destacados en sus clubes, pero no son protagonistas, no son superfiguras. Incluso Neymar, que está en el Barcelona, pero encima tiene a Messi. Todo eso influye en el rendimiento del colectivo. El cambio de entrenador va a ayudar. Con la llegada de Tite, creo que la selección va a practicar el fútbol que le gusta al brasileño, con fantasía, con creatividad; dejará un poco a lado lo táctico, que prevaleció durante estos últimos años.

¿El hincha brasileño perdona las derrotas si juegan bien?

Es lógico que el resultado sea siempre lo más importante; de eso no tengo duda. Pero hay maneras de perder. Tal vez el pueblo brasileño asume mejor la derrota si llegó con fútbol bien jugado, con arte, con “jogo bonito”.

¿Su selección, esa de los mundiales de España y México, fue la última del “jogo bonito”?

Sí, siempre me he preguntado qué habría sido del fútbol si nosotros en el 82 le hubiéramos ganado a Italia, como debió ser. Desde ese día se impuso el resultado por encima del estilo. No creo que hayamos perdido sólo nosotros, perdió el fútbol. Pero reconozco que, utilizando sus armas, Italia marcó tres goles y nosotros dos.

¿Ese fue el mejor equipo que integró?

Sin ninguna duda. Nos divertíamos en la cancha, pero sobre todo hacíamos divertir a la gente; eso se notaba. Hasta los rivales gustaban de nuestro estilo; había una atmósfera muy especial al rededor de ese equipo.

Para muchos ha sido la mejor selección brasileña de la historia, por encima de la de México 1970.

Pienso que ambas eran muy buenas, pero la del 70 tenía a Pelé; esa era la diferencia. Eso sí, el mediocampo del 82, con Sócrates, Toninho Cerezo, Falcao y Zico , era genial.

A propósito, ¿quién es el mejor futbolista de la actualidad?

Messi. Está muy por encima de los demás y puede jugar así otros cinco años. Cristiano Ronaldo juega con el físico. Pero, ojo, Messi no es argentino, es español, lleva más de la mitad de su vida en Barcelona.

¿Sigue el fútbol colombiano?

Un poco, sobre todo a los grandes jugadores. Tienen una generación de futbolistas talentosos y con personalidad, con un estilo muy parecido al nuestro.

Viene el Brasil-Colombia de la eliminatoria, ¿cómo lo ve?

Pues, para serle sincero, me preocupa que el partido sea en Manaos. No entiendo por qué decidieron hacer ese juego allá. Prácticamente vamos a jugar en el campo de nuestro adversario, aunque hay que admitir que lo verdaderamente importante es que la selección colombiana juega bien y será un rival complicado, para un Brasil en construcción, pero que pronto volverá a recuperar la jerarquía de siempre.